El supremacismo intelectual que se estila por pasillos de determinados medios es aún más rancio de lo que ellos mismos creen. Una superioridad moral con la que determinados analistas, contertulios y presentadores intentan dogmatizar a su audiencia. Algunos vinculan creencias religiosas con un determinado votante y, por tanto, enemigo. A izquierda y derecha estamos rodeados por la decepción. Faltan luces y parecen que los faros no sobrepasan la M-30.

De la divulgadora Nieves Concostrina, tan venerada en la Cadena SER y por sus espacios en Movistar Plus +, le concedíamos unas virtudes de las que parece carecer cuando en twitter reduce a "una chica rubia" a una reportera de Informativos Telecinco que el pasado domingo cubría la rogativa de lluvia del Nazareno de Vejer de la Frontera, al que la divulgadora también reduce como "estatua". Para ser una campeona feminista y una historiadora, por muy dicharachera que sea, la falta de consideración es clamorosa.

Lo peor es que calificara de "soplapollez" la celebración religiosa. Y lo dice así un puntal de opinión y divulgación en sus medios. Resulta sorprendente la falta de respeto de esta autora que trabaja para una cadena que a nivel local, en decenas de poblaciones, dedica tantas horas a la información cofrade. Las retransmisiones religiosas no son coto de la COPE sino que hay muchas de esas emisoras donde aparece Concostrina que celebran la actualidad cuando llega la Semana Santa, las devociones patronales a lo largo del mapa y muchos festejos donde el fervor y el sentimiento local son tan importantes. Pero desde Madrid voces elevadas como la de Cualquier tiempo pasado fue anterior o de la docuserie Pioneras (donde precisamente reseñó a La Roldana), prefieren el insulto a los sentimientos religiosos y burlarse de una periodista, por ser "rubia", a su entender beata y sin criterio.

Un aplauso, por cierto, a esa reportera, María Albendea, y a todos los periodistas a pie de calle. Los que en la SER, por ejemplo, relatan una procesión y llevan la emoción a las casas.

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