Andan ahora algunos partidos de la izquierda parlamentaria liados con la idea de despenalizar los delitos contra la Corona. Resulta curioso que quienes tan pocas tragaderas suelen tener para asumir las críticas contra sí consientan en que sean permitidas las ofensas a una institución como la Jefatura del Estado. Lo veo tan surrealista que tan sólo me queda la opción de pensar que se trata de una estrategia perfectamente diseñada de antemano. Y a día que pasa me ratifico. A la hora de dinamitar las bases del actual Estado hay quienes saben que deben permitir la infamia, la injuria y la calumnia contra sus objetivos. No es de recibo que lo solicite un partido como ERC, pero al menos tiene la palabra 'Republicana' en las letras de sus siglas. No lo es tanto que el PSOE consienta tamaño fallo con el escasísimo apoyo parlamentario del que goza. Son pasos demasiado importantes que, a poco que se piensen con detalle, entran en conflicto directo con la Ley de Leyes, la Constitución de 1978.

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