Análisis

Fátima Ruiz de Lassaletta

Los de la Cuadra, arquitectos de tradición

Con motivo del fallecimiento de nuestro paisano y buen arquitecto que ha sido Javier de la Cuadra y Duran, he recordado el paso - de casi tres décadas- en mi vida profesional por Utrera, donde seguí las huellas de su padre, don Fernando de la Cuadra e Irizar- por algunos edificios que yo tenía confiados- del que fue arquitecto municipal de Jerez de 1935 a 1971 y al que nuestra ciudad debe muchas obras arquitectónicas de nueva factura - modernas y prácticas- y hermosas restauraciones, como encontré también en esos edificios que estuvieron a mi cargo y cuidado, así como admiré las casas-palacios que La familia de la Cuadra - conocida en el pueblo sevillano vecino como las de San Marcial, por su titulo de la corona- que junto con otros bellas edificaciones utreranas hubieron de inspirar sin duda al patriarca de la numerosa saga, quien había nacido allí en 1904 y fue padre de quien hoy llora la familia, como lo hicieron por su progenitor ya en 1990.

Si, del hoy difunto - yo admiro sobremanera la parte que le corresponde en el proyecto y materialización la casa-palacio-bodegas del Grupo Estévez - cuyos nombres están en una lapida del zaguán da fe de su participación como arquitectos. De su padre don Fernando admiré edificios singulares en mi juventud, como uno de sus primeros, el Hotel Los Cisnes y la Gran Bodega de Tío Pepe en 1960. Mas, don Fernando ya había debutado en 1928-29 en proyectos y pabellones de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla, como lo había hecho en 1931 en el gran edificio neo-andaluz del antiguo Hospitalito de Utrera.

Los de la Cuadra, fueron celebres allí en Utrera como mecenas y políticos. Siendo don Enrique de la Cuadra un alcalde muy recordado al que le debe Utrera, su categoría de Ciudad, no solo por sus obras y su labor social, sino que al despedir al rey Alfonso XII a quien le había pedido dicho título para la Villa y gritar "¡Viva el Rey!" , su majestad respondió: "¡Viva la Ciudad de Utrera!. Los de la Cuadra, habían recibido al monarca en la casa solariega que fue del conde de Vistahermosa -mítico ganadero y encaste- que la había adquirido don Simón de Gibaxa en 1841 y se la había heredado a su sobrinos Federico y Enrique de la Cuadra y Gibaxa, que la exornaron palaciegamente y la vivieron en todo su esplendor, como doña Marciala Sainz de la Maza gustaba, y describió don Fernando de la Cuadra e Irizar en su libro de 1944. En el que no llegó a mencionar - hasta donde yo sé - que allí se celebró la boda de un ilustre jerezano, el barón de Algar del campo con, una ahijada de la casa, doña Josefa Izaguirre. Desde 1940, aproximadamente, el palacio que vivió de la Cuadra e Irizar es la hermosa casa consistorial, en la plaza Gibaxa. Y mientras el arquitecto, casado en Jerez, se hizo cargo, entre otros muchos edificios municipales, del mantenimiento de La Cartuja jerezana, que así ha llegado indemne hasta nuestros días. Como su hijo Javier, lo ha hecho solidariamente desde que se jubiló también allí y en otros conventos y monasterios jerezanos.

El Estudio de arquitectura de la Cuadra en Jerez - frente a la hermosa casa construida para la numerosa familia de la Cuadra y Duran - lleva mas de siete décadas de actividad y construcciones en nuestra ciudad, ya que no solo Fernando, Federico y Javier, siguieron la tradición profesional de su padre, sino que lo hicieron varios otros de los hermanos, e incluso alguna hermana está también a él dedicada y pronto -si no ya- lo estarán los nietos. Descanse en paz Javier.

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