Mientras se calentaba el agua para mi té mañanero y el pan iba tomando color en la tostadora, vamos, que me estaba preparando el desayuno, pensé en que el domingo tenía que ir a votar, elegir a un candidato de la lista que se presenta para ser alcalde de la ciudad. Tras un repaso mental de la misma, no llegué a una gran conclusión, y mucho menos esclarecedora. Tanto es así que me generó la cosa más dudas e incertidumbre. Como me pasó en las nacionales, estoy indecisa. Sí, soy carne de cañón. Sí, sé que a ellos les encantaría convencerme de que votara a su persona. Pero es una tarea que me voy a currar sola. Ya al mediodía encontré en mi buzón un taco de cartas con la propaganda electoral de cada sigla, excepto el PP, que no las indica en el sobre. Curioso. Y ahí las tengo, haciendo torre de papel, como una lectura pendiente además de todos los libros que se van acumulando en mi mesilla. Agotador, qué estrés. Fecha límite: el domingo.

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