Visto y Oído
John Amos
Tribuna Económica
Vivimos una avalancha de acontecimientos que hacen pasar por alto hechos que pronto serán históricos. El elevado endeudamiento de los países surgía principalmente como consecuencia de las guerras, pero actualmente no hay ninguno que no gaste más que ingrese aumentando su deuda, ese déficit medido respecto al producto de la economía es en el mundo un 6% en media simple, y en España un 8,5%, pues en nuestro caso el denominador ha caído más por ser tan dependientes del turismo, lo que debería en el futuro compensarse por otros sectores.
La serie de televisión Devils, basada en el libro de Guido Breda I Diavoli, trata de la guerra de los mercados contra la deuda pública europea y el euro, y también de la fragilidad de los bancos que habían comprado esa deuda. Aunque en los mercados especulativos no hay buenos ni malos, y todos buscan el poder suficiente para ganar, no tendría gracia una novela, una película, sin un clímax a favor de unos y en contra de otros, que aquí es el anuncio en julio de 2012 de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, de que intervendría para salvar la deuda y el euro de la especulación, con la famosa frase: "cueste lo que cueste… y les aseguro que será suficiente", consiguiendo, aún sin intervenir y sólo con la advertencia, aumentar el precio del bono de deuda (que se mueve a la inversa del tipo de interés). Durante años he intentado en mis clases, conferencias y artículos destacar la importancia de este hecho histórico, y aunque mostraba en gráficos la asombrosa caída inmediata del diferencial de deuda de España respecto a Alemania de 7 a 1 punto porcentual, no lograba obviamente el drama y la emoción que le dan en la película.
Sin embargo, el arrojo, la fuerza y las circunstancias del "enigma Draghi" y la continuidad de Lagarde, coincide con las figuras de gobernadores y presidentes de bancos como Lane en Irlanda y King en Inglaterra, y en la Reserva Federal Bernanke, Yellen, y Powell. En una lista de imprescindibles hay que incluir a Kuroda en Japón, Yi Gang en China, Fisher en Israel, y Elvira Nabiullina en Rusia, que han librado batallas para salvar a sus países de la especulación de los mercados. Cuatro características tienen en común: no son elegidos democráticamente; poseen una gran independencia de criterio; no se meten en los asuntos de sus países; y aunque su preparación técnica es dispar, comparten una visión práctica de los problemas.
Dos ideas sacamos de aquí. Una que es verdad que todo tiene un límite y la anomalía sanitaria no debería prolongarse, pero el endeudamiento es necesario y la política económica y social está mucho mejor orientada que en la crisis anterior -incluyendo la emisión de deuda verde que paga menos intereses- y no debe en estos momentos añadir alarma. La segunda, que hay un papel importante para nuestro Banco de España, no en temas de política pública presupuestaria, laboral, o crecimiento, que sólo lateralmente son de su incumbencia, sino en facilitar la transmisión del crédito bancario y oficial a la empresa, la inclusión financiera, la inversión sostenible, y cumplir el programa europeo de acercamiento a los agentes sociales dentro de la responsabilidad social con la que están cada vez más comprometidos los bancos centrales.
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