El obispo Mazuelos Pérez decretó esta pasada semana la suspensión de los plazos de las elecciones que estaban previstas en la Diócesis de Asidonia-Jerez. A pesar de que el delegado diocesano, Joaquín Perea Montilla, había alertado a los hermanos mayores de que todo seguía igual y a un mismo tiempo distinto hasta la finalización de la pandemia -aclarando que no se aplazarían hasta el próximo año las elecciones de ninguna hermandad- finalmente, el prelado, mediante decreto episcopal, decidía suspender los plazos de elección para las hermandades inmersas en sus procesos de cambios de juntas. Era lo más lógico.

Huelva y Sevilla ya se adelantaron a nuestra Diócesis en este sentido. Sevilla con una revisión de cada caso por parte de la delegación y Huelva con una suspensión automática hasta el mes de junio de 2021. Todo, previa puesta en conocimiento al Obispado por parte de cada corporación que se encuentre en este tipo de proceso.

En este último detalle, Asidonia-Jerez no se detiene. Se decreta la suspensión de los plazos, sin más. Puede parecer nimio este detalle pero no por ello menos importante. Se supone que cada junta de gobierno deberá de recibir una dispensa para continuar en el cargo con el fin de que no se provoque un vacío de poder. Por tanto, la notificación a Bertemati será más que necesaria aunque el decreto no hable de esta circunstancia.

Por otro lado, no hubiera estado de más que el decreto del obispo Mazuelos hubiera definido en qué condiciones queda cada junta. Se debe de prever que debería de recibir alguna dispensa de atribución de poderes. La autoridad necesaria para la toma de decisiones o convocar un cabildo ¿Las juntas quedan en funciones? ¿Con competencias para dirigir y tomar resoluciones muy importantes, e incluso traumáticas, tras la salida de la crisis sanitaria? El tiempo nos irá ofreciendo las respuestas a estas dos preguntas y alguna más que queda en el saco de las inquietudes.

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