Enestos días, el Gobierno lanza la oferta de empleo público y resulta más que suculento para muchos jóvenes y no tan jóvenes acceder a una plaza asegurada para toda la vida. Y me viene a la mente la opinión de muchos que consideran que soñar con ser funcionario supone algo negativo. Conozco a un puñado de chavales que han pasado por la universidad y han conseguido un título con mucho esfuerzo, y que llegado el momento de salir al mercado laboral se han encontrado un mundo que apenas les da oportunidades. Por eso, han decidido postularse para plazas públicas que están por debajo de su formación. Esto, en realidad, es un desaprovechamiento enorme de los esfuerzos realizados, pero da cuenta del nivel de precariedad al que nos hemos acostumbrado. Muchos aseguran que el problema está en que no hay espíritu emprendedor y que hay que liarse la manta a la cabeza. Pues mucha suerte a los opositores, que son los pocos de nuestra generación que van a encontrar estabilidad en el empleo.

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