Me pongo a escribir y me siento como el dios Jano bifronte, el de las dos caras, porque lo hago de una parte como emérito de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo y por otro lado como a quien ha correspondido tirar del carro de la recién creada Academia Sevillana de Gastronomía y Turismo. Pertenezco a la Andaluza casi desde su arranque y he tenido el privilegio de participar activamente en su desarrollo y consolidación, pues he pertenecido a su Junta Directiva hasta mayo pasado. Y ahora dedico mis esfuerzos a la neófita Sevillana, con todo mi entusiasmo por mostrar la personalidad y la fuerza gastronómica de esta capital y su provincia. Y por todo eso me siento doblemente feliz.

Hace tan solo unos días que ambas han suscrito un Convenio de colaboración que ha de servir para aquello que desde pequeños nos repitieron hasta la saciedad, que la unión hace la fuerza. Leo continuamente que la gastronomía andaluza está en alza, se hace patente que nos hemos convertido en una potencia culinaria, compruebo cómo nuestros cocineros brillan en el firmamento de las estrellas... y ello es fruto no solamente del trabajo de los profesionales del sector, sino de aquellos que, desde todos los rincones de las ocho provincias andaluzas, nos dedicamos a demostrar y a difundir la importancia de nuestros productos, de nuestras empresas alimentarias, de nuestros fogones, de nuestros restaurantes, de las tradiciones recogidas y mantenidas y de la imaginación de esta tierra puesta al servicio de la innovación. Hemos dado a luz una Academia Sevillana, como antes lo hicieron Málaga (la más veterana de España) y Córdoba, conscientes de que la cercanía a la tierra es un valor añadido y para aprovechar aún mejor la experiencia y la sapiencia de quienes conocen bien la oferta de nuestra provincia.

Pero sin desdeñar el trabajo que, desde hace ya un puñado de años, viene haciendo la Academia Andaluza con la que forzosamente tenemos muchos puntos de encuentro y especialmente aquellos referidos a la Cultura de la Tapa, nacida en este sur y ejemplo de estilo de vida y de socialización que admiran propios y extraños, además de modelo de dieta mediterránea. La firma del Convenio pone de manifiesto la voluntad de cooperación entre las Academias en un camino común porque Nuestro Norte Es El Sur y con ello estaremos dando Razón, Criterio y Esplendor a Nuestra Gastronomía.

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