Siempre me resultó curioso cómo, cuanto más pasa el tiempo, más rápido corre. Incluso busqué una explicación científica en Google -donde están las respuestas a todas las absurdas y no tan absurdas cuestiones que nos planteamos justo antes de dormir-, encontrándola y quedándome algo más tranquilo. Y es que resulta lógico: cuando somos pequeños, tenemos menos recuerdos y menos tiempo vivido. Por el contrario, con la edad, "nuestro cerebro se hace más denso y la información tarda más tiempo en recorrer los trayectos neuronales necesarios para elaborarnos una imagen del entorno: vemos menos imágenes nuevas por segundo y nos parece por ello que el tiempo pasa más rápido" -o eso encontré-.

Y es que, en estos días que separan al 1 y al 6 de enero, me viene a la cabeza lo largo que se me hacía, cuando era un niño, el trayecto hasta que llegaban los Reyes Magos. Hoy ya es día 4 y parece que fue hace un rato cuando nos comimos las uvas.

Flaco favor hace a este sentimiento la funcionalidad de los recuerdos de Facebook. Cada día puedes ver qué pensabas, escribías o vivías hace uno, dos, tres o diez años. Y es que es verdad que la vida pasa cada vez más rápido y cualquier recuerdo fresco y aparentemente cercano tuvo lugar hace, sin darte cuenta, un par de años como mínimo.

Dentro de dos meses se cumplen dos años desde que la vida tal y como la conocíamos cambiara de repente y es precisamente la pandemia lo que ha hecho que el tiempo vuele más todavía. Quien suscribe estas líneas la afrontó con 25 años y en breve se choca con los 28. Muchos jóvenes nunca vivirán la vida universitaria como tal a causa de todo esto y otros pasarán los últimos días de su vida entre mascarillas, psicosis y vacunas.

Si la vida pasa cada vez más rápido, solo nos queda confiar en el fin definitivo de esta mala película para echar, al menos durante un rato, el freno de mano. Mientras tanto, disfruten cada momento y tengan un feliz año nuevo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios