Tan sólo hay que ver la actividad frenética de los concejales en las redes sociales (todos ellos tenientes de alcalde) del equipo de gobierno de Jerez para llegar a la conclusión de que si hubiesen mantenido este ritmo de trabajo durante los cuatro años precedentes se habrían erigido en el mejor ejemplo de gestión municipal que los tiempos contemplaran en Jerez. Pero no. Resulta que se han dejado los deberes para última hora. Es decir, para esos meses que conducen al mes de mayo y a las tan ansiadas como temidas elecciones municipales. Quien considere que es suficiente hacer los deberes a última hora (y mal, por cierto) está muy equivocado. Básicamente por razones tan simplistas como la que sigue: si tienes a un ciudadano tres años y medio puteado con una calle bacheada, cuando la arreglas te darán las gracias pero recordarán el martirio. Si para colmo la reparas y lo haces mal (es decir, sigue siendo el imperio del bache) las ideas que se le pasan por la cabeza al jerezano no son precisamente 'felices'.

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