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Análisis

Dr. bartolomé beltrán

Guía del párkinson

La patología afecta a unas 160.000 familias en España y en 20 años será el doble

Párkinson es el trastorno del movimiento más frecuente que tiene un alto impacto sanitario y social sobre la calidad de vida de las personas afectadas, familiares y personas cuidadoras. Su carácter crónico y progresivo, la diversidad y variabilidad de los síntomas, así como la ausencia de una cura de la enfermedad hace esencial la colaboración entre profesionales. Por este motivo, Leopoldo Cabrera, Jesús Aguilar, Exuperio Díez Tejedor, presidentes de la Federación Española de Párkinson, del Consejo de Farmacéuticos y de la Sociedad Española de Neurología respectivamente junto a Norma Alejandra Doria, vocal de Semergen, han presentado la Guía de Actuación sobre la enfermedad de Parkinson. Se trata de una publicación que tiene como objetivo favorecer la detección precoz y el abordaje integral y coordinado de esta enfermedad que en la actualidad afecta a 160.000 familias, incidencia que se duplicará en 20 años.

En el proceso del Parkinson es importante la labor que desempeñan todos los profesionales, el neurólogo, el médico de Atención Primaria y el Farmacéutico comunitario. Por su cercanía este último entra en contacto diario con muchas personas, lo que le posiciona en un lugar privilegiado para poder identificar y derivar al médico de AP a personas en las que haya sospecha de estar afectadas por la enfermedad de Parkinson. De hecho el farmacéutico puede identificar los síntomas previos a la aparición de la sintomatología clásica (síntomas motores) que pueden presentarse en personas que padecen la EP. Tal y como describe la guía los más comunes son: dolor localizado en el hombro, cuello o espalda (generalmente del lado en el que aparecerán posteriormente los síntomas motores), alteración del olfato, trastornos del estado de ánimo (síntomas depresivos o ansiedad), estreñimiento, dermatitis seborreica, alteraciones del sueño, aumento de la sudoración, ligera pérdida de la agilidad motora, alteración de la escritura o cansancio y apatía.

Según los expertos, aunque por lo general ninguno de estos síntomas puede predecir el desarrollo de la enfermedad, conviene fijarse en ellos y derivar al médico de AP para que siga indagando ante esta sospecha. En lo que respecta a la educación sanitaria, el farmacéutico y la farmacia comunitaria están en una posición idónea para conseguir que la población adquiera conocimientos fundamentales que faciliten la vida de las personas con enfermedad de Parkinson y de las personas cuidadoras. Su papel es imprescindible ya que evoluciona con los años hacia situaciones de dependencia que requieren de una alta demanda de cuidados.

Hay que recordar que el diagnóstico y el tratamiento específico del Parkinson vienen determinados por un neurólogo especializado en trastornos motores, pero su atención habitual se realizará a nivel de Atención Primaria y la dispensación de la medicación, en su mayor medida, a través de la farmacia comunitaria. El farmacéutico contribuirá a la optimización de los resultados de la farmacoterapia y podrá identificar posibles problemas como interacciones o reacciones. Es lo que hay. Seguro.

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