Las patadas al diccionario indignan a muchísimas personas (me incluyo entre ellas), pero mucho me temo que o le metemos mano al sistema educativo o las próximas generaciones acabarán escribiendo noticias, correos electrónicos y libros al estilo 'whatsapp'. Cuando era un crío había una máxima: "Si no quieres cometer faltas de ortografía debes leer". Si los errores eran numerosos debías leer hasta que las palabras bien escritas se te grabaran en la cabeza. ¿Es duro? Pues sí. Pero mire usted que, como al ejercicio anaeróbico, se le acababa cogiendo el gustillo. Una cosa, evidentemente, es la ortografía. Otra bien distinta es la ortografía política, que no es otra que aquella que intenta conseguir unos réditos apelando a la pura esencia del género de los seres humanos, aquello que proclama el médico cuando una nueva criatura viene a este mundo: "Es niño" o "Es niña". Ya hay cientos de miles de personas hartas de estas solemnes insensateces. Hay asuntos más importantes en este país... o 'paísa'. ¡Vaya tela María Luisa... o Mario Luiso!

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