Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

¡Hasta siempre!

El fútbol jerezano amateur está de luto

En estos casi dos años de pandemia, entre otras cosas, se ha producido en nuestro mundo occidental, capitalista y rico, el reencuentro con la muerte. En los países pobres, principalmente en África, parte de Sudamérica y América Central, así como algunos países asiáticos, el virus del Covid no ha sido más que otro invitado desagradable en sus ya desagradables y míseras existencias.

La muerte, tan olvidada por nuestra maravillosa sociedad, es en el fondo la parte más real de nuestra existencia, aunque llevemos mucho tiempo volviéndole la cara. Justo desde el instante que nacemos la única certeza que rige nuestro destino es que el final será la muerte. En el camino, cada cual la viste con las galas que mejor considera o más cómodo le hace sentir.

La mayor falacia que hemos inventado en relación con la muerte es la cantidad de piropos que esta sociedad hipócrita suele dedicar a todas aquellas personas que mueren. Pero así somos, nos tiramos toda la vida maldiciendo al finado salvo cuando muere.

En estas fechas, han sido varias las personas con cierta vinculación al deporte las que han fallecido. Por lo oído y leído todas eran grandes y maravillosas personas que contribuyeron en mayor o menor medida en el engrandecimiento de nuestro deporte. Falacias repetidas mil veces para glorificar al muerto.

En cambio, sí hay personas, con un vida intachable dedicada al deporte, honrada a carta cabal, pero su semilla se quedó en el deporte base. Salvo su entorno más cercano, son menos reconocidos que otros.

Estos últimos días hemos llorado la muerte de José Manuel Zambrano, aunque todos le conocíamos como Cruyff. Un tío honrado, cabal, deportista. Le conocí hace más de treinta años jugando a fútbol sala en el Ruiz-Mateos en el Yoplait de Benito, Luceño, Jaime y compañía. Luego, le vi jugar en el Federico Mayo, en el Guadalcacín, finalmente como entrenador en el Pueblo Nuevo, transmitiendo a los más jóvenes su pasión por el deporte. Nuestro Cruyff jerezano sí que se merecía y se merecerá siempre el cariño y el respeto de cuantos le conocimos. Descanse en paz, siempre en nuestros corazones.

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