Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Ídolos vs. hijos

Perder a un hijo acaba con el sentido de la vida

La muerte de Kobe Bryant ha trascendido mundialmente. Homenajes de todo tipo y desde todos los rincones del mundo. En un mundo globalizado, uno de los jugadores de baloncesto más grandes y carismáticos de todos los tiempos, casi a la altura de Michael Jordan (este es un debate aparte), gracias a la política de expansión y marketing de la NBA, era conocido, admirado y en muchos casos idolatrado en cualquier lugar.

No seré yo quien ponga en tela de juicio todos los homenajes recibidos y los que están por llegar. Kobe como jugador marcó una época. Kobe, en tanto que persona, estuvo incluso por encima del que asombraba con un balón en las manos, su forma de tratar a compañeros, rivales y afición, sus propios valores vitales, terminaron por convertirlo en el ídolo, en el mito que es y será por siempre.

No soy persona de ídolos, pero Kobe siempre gozará de mi admiración y todo mi respeto. El caso es que junto a Kobe, fallecieron ocho personas más, siendo tres de ellas tres niñas menores. Gianni, hija de Bryant, Alyssa y Payton, tres jóvenes adolescentes.

Este triste caso me ha hecho reflexionar estos días, aún más si cabe, sobre la muerte, sobre la pérdida de nuestros seres queridos. Después del shock inicial de la noticia, lo que más dolor me producía era saber que también había muerto la hija de Kobe. Cuando supe que entre los fallecidos había dos adolescentes más, menos atención ocupaba el ídolo en mi mente y más la imagen de las niñas.

En el ciclo de la vida, poco a poco nos vamos preparando para despedir a nuestros padres. El dolor, la tristeza, el vacío irremplazable y el llanto nos acompañaran en ese nunca deseado momento, pero al mismo tiempo siempre existirá un mínimo de lógica a la que agarrarnos. Es ley de vida.

Pero la perdida de un hijo o una hija no tiene lógica, explicación, consuelo alguno. No existe ley, no hay dios que valga, ni fe que te ayude, aunque muchos se apoyen en dios y la fe. Perder a un hijo acaba con el sentido de la vida. Luego, con el tiempo, muchos padres y madres salen adelante, otros hijos, nietos te obligan a vivir, pero el dolor y el vacío estará presente cada instante de tu vida.

Por último, desde el respeto y admiración a Kobe Bryant; desde el respeto a quien homenajea la muerte del ídolo y se pone a tirar bolas de papel a las papeleras al grito de Kobe, Kobe, Kobe; desde el respeto a cómo se han volcado los medios de comunicación sobre este luctuoso suceso, quiero terminar este artículo de opinión recordando los miles de muertos desconocidos que cada año acaban en el fondo del Mediterráneo o en cualquier parte del mundo.

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