En julio, la tasa de inflación en EEUU se sitúo 0,2 pp por debajo de las expectativas del mercado, alcanzando el 8,5% interanual (0,0% en términos mensuales). Por su parte, la inflación subyacente cayó de igual forma hasta el 5,9% interanual (+0,3 mensual).

Si bien supone un halo de optimismo, el IPC en julio fue el tercero más alto de los últimos 40 años. Asimismo, las causas coyunturales de tal caída -la bajada de los precios de los combustibles- y la presión del mercado laboral, que la semana pasada recuperó la tasa de paro previa a la pandemia, no aseguran el fin de la tendencia alcista de los precios.

No obstante, sí que podría tener consecuencias sobre la actuación de la Reserva Federal. Si hace una semana los futuros de fondos de la Fed descontaban al 70% una subida de 75 pb de los tipos de interés, tras conocerse el dato de inflación de julio esta cifra se redujo hasta el 40%. Así, la menor celeridad en el proceso de normalización de la política monetaria podría facilitar el aterrizaje suave de la economía del país norteamericano.