Jornada mixta en los principales índices mundiales en un contexto marcado por las tensiones inflacionistas y los riesgos de un escenario de recesión global.

La evolución diaria de los mercados en Europa estuvo, a su vez, determinada por las declaraciones del BCE y del Banco de Inglaterra, que no mostraron señales de una posible ralentización de la senda de endurecimiento de la política monetaria. En un comunicado de urgencia, la autoridad monetaria del Reino Unido aseguró que modificaría los tipos si fuese necesario. Esto se produce en un contexto de incertidumbre, donde los inversores han realizado ventas masivas de deuda, devaluándose la libra.

En contraposición, los mercados parecen haber ya descontado la victoria de Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia, acostumbrados a la inestabilidad política en un país cuyo próximo primer ministro será el octavo desde 2011 y conscientes de la condicionalidad de su toma de decisiones sujeto a la recepción del desembolso de 81.700 millones de euros de la UE.

En España, el Íbex 35 cerró por debajo de 7.500 puntos tras caer un 0,84%. Entre sus componentes, las mayores revalorizaciones se situaron en Acerinox (2,63%), Solaria (2,41%) y Repsol (2,38%). En contraste, los mayores retrocesos se registraron en el sector bancario, que cayó de forma generalizada arrastrado por la evolución de Banco Sabadell (-6,47%), con gran exposición al Reino Unido, seguido por las caídas de Grifols (-4,98%) y Merlin Pro (-3,30%).

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