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Análisis

enrique v. de mora quirós

Isabel..., esa chica que no era lo que imaginaban

Se creían que Isabel era una niña mona, una pija de derechas que no tenía media torta, y que era cuestión de tiempo y de esfuerzo el desalojarla del Gobierno de Madrid. Pensaban que era una llorona asustadiza, que no se despeinaría ni se jugaría el físico en la refriega. Creían que, al no ser de izquierdas o marxista, no poseía esa ultralegitimación que exhibe y defiende la tropa del socialismo y sus socios, y que halla su fundamento en no se sabe qué instancia desconocida o sacral.

Tal vez los fantasmas de Marx o Lenín dictan consejos a Pablo Iglesias en el enfebrecido sueño de las noches en las que perfila la conquista total del poder. Parece mentira que aun hoy, en medio de esta situación que ya va para un año, el reptil de la estrategia de baja estofa aparezca enseñoreando la política, en tiempos de desgracia y calamidad. Y como no aprendemos las lecciones de la historia, miren por dónde ahora Kerensky se viste de mujer para intentar abrir las puertas a los nuevos bolcheviques.

En Murcia no han olido aun la emergente primavera, ni los frutos de su huerta, sino que se les ha dibujado en el subconsciente el asalto al Palacio de Invierno, con sus cadetes sintiendo la muerte en los talones y el batallón femenino esperando la atroz respuesta. Ya saben, no sigo por no ser truculento.

En Murcia han olido sangre y allá que van, y el polvorín parece correrse por esta España castigada, confundida, confinada y enmascarada hasta en los más abiertos y solitarios espacios, no vaya a ser que contagiemos a las farolas de la nueva urbanización que vemos al pasar.

Pero miren por donde la chica del mirlo moreno caído es una jabata, y no hay quien le meta un gol. Al principio de los envites lo atribuirían a la suerte de la derecha opresora, pero conforme pasaba el tiempo y plantaba cara cada vez más crecida, más legítimamente crecida, la preocupación y el odio se fundieron en un pacto contra su persona. A esa había que sacarla como fuera de la mesa de juego, porque entre escaleras y fules nos estaba dejando pelados. Y allá que vamos. Pero Isabel volvió a responder, y ahora sí que va a por todas. Preparaos progres y podemitas, asaltacasas y conniventes con los violentos, que esta moza no tiene complejos y no teme a la izquierda, rara avis en la derecha genovesa, ya con la mudanza planteada. Y para colmo, se ha atrevido a ponerle grito de guerra a la lucha que ahora comienza: socialismo o libertad. Uf, Isabel, te la estás jugando ¿eh? Bueno, tal vez sea hora de dar ya lecciones con mayúsculas, de no arredrarse ante el grito o el escrache, de plantar bien firme los pies en la arena de Madrid, y abrir el capote frente al mansito, porque ese morlaco es mansito, tú lo sabes. Cuando le mires a los ojos con tu mirada serena y firme, no te aguanta ni media.

Te veo en olor de multitud de hosteleros, currantes de bares, repartidores, camareros en precario, tenderos asfixiados y mucha más gente que ya está harta de tanto cuento de la izquierda pijiprogre, que abandera lo público y luego disfruta de lo privado. Esa izquierda ya insufrible y repetida como un eructo, de los Goya y demás ceremonias de onanismo del cine español. Tú, mientras tanto, ponle banda sonora a la pelea, y canta con tu voz dulce, frente al grito de la horda: que yo no soy esa, que tú te imaginas…

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