Jerez, con ojos de turista

Que sí, queridos lectores, que nos iremos al otro barrio y podremos apuntar en nuestro curriculum que hemos visitado París, Londres, Roma y las Columbretes, pero en el 'debe' de nuestra experiencia vital quedará siempre una frase en nuestra lápida mortuoria: "Se fue de este mundo sin conocer su ciudad". Sé de cientos de jerezanos (imagino por extrapolación que serán miles) que no saben lo que es un espectáculo de la Real Escuela, otear el horizonte desde la Torre del Homenaje del Alcázar, ver pastar a las yeguas y sus potros en el Cortijo de Vicos, saber que tenemos la veleta más grande del Mundo (la de González Byass), sumergirte en la frescura de una casa-palacio en pleno verano, perderte por los Montes de Propio cuando el otoño lo tiñe todo de tonos castaños, escuchar unas bulerías pa'escuchá en una peña flamenca, desayunar un chuletón de pan tostao en la Venta El Pollo... Debemos conocer nuestra tierra. No obliguemos al marmolista a escribir semejante epitafio en nuestras tumbas. Vivamos la vida. Vivamos Jerez.