Son dos cofrades que hasta el momento de escribir esta columna eran anónimos. De esas personas que también te encuentras en esto de las cofradías que no son de las que levantan la voz. Por eso hoy les dedico esta columna dominical. Por ser cofrades de 'segunda' fila y ahuyentar del corbateo y las varas. Por la pasión que desgranan por la Semana Santa y sus cofradías desde la inocencia de un niño. No están maleados ni tienen dobleces. Ahí radica su encanto. Si te los cruzas y analizas cualquier asunto de las hermandades jerezanas parece que viven en la calle fetiche, conocida como Tornería. Nadie diría que bajo el balcón de su domicilio madrileño jamás pasará el barco andante del Transporte haciendo sus característicos cambios. Porque Jesús y Toñi son nacidos en Madrid y viven en la capital.

Cada día, en el metro, Jesús repasa la edición de Diario de Jerez a través del teléfono para estar informado de lo que ocurre en el mundo cofrade de la ciudad. Si hay algo interesante, cuando llega a la oficina, le envía la noticia a su mujer, Toñi, para que sirva de tema a debatir a la hora de comer. La pasión por la Pasión vivida y sentida en nuestra ciudad es la constante de esta entrañable pareja madrileña que con su fervor por las cofradías hacen que nuestra Semana Santa sea aún más grande si cabe todavía.

Los conocí hace unos días en la residencia militar, donde Francis, un gran cofrade sevillano, lleva adelante el servicio de comedor y bar de esta institución castrense. Habían venido sólo para estar en la presentación del cartel de la Semana Santa. Y eso que una semana más tarde iba a estar en Fitur. Pero ellos querían verlo in situ aquí en Jerez. Y observar la cara que se les quedaba a una mayoría de cofrades tras ver este ejemplo de modernidad y marketing.

Jesús y Toñi viven la Pasión unidos. Y con una pasión fuera de lo común. Por gente como ellos, tan lejanos y tan cercanos, tan anónimos a un mismo tiempo, la Semana Santa de Jerez es grande ¿Les parece poco?