Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Propósitos

Se trata de jugar con el corazón

Ricky Rubio es uno de los mayores talentos que ha dado el baloncesto español, siendo el jugador más joven en debutar en la liga ACB, lo hizo de la mano de Aito García Reneses en el Joventut de Badalona con tan solo 14 años. Hoy, a sus 29 años, cumple una nueva temporada en la NBA enrolado en las filas de los Suns.

A Ricky, durante años, le persiguió una especie de maldición, la obligación de ser el mejor jugador, algo que frenó y por momentos hundió la progresión de su juego. Lesiones graves en la NBA y un tiro inconsistente convirtieron al niño que sorprendió a todos con su precocidad y desparpajo, en 'solo' un buen jugador, porque para estar en la NBA y en la selección española tienes que ser bueno, pero no una estrella. Más bien parecía una estrella fugaz.

El pasado verano ganó con España el Campeonato del Mundo disputado en China y fue considerado el mejor jugador del torneo. Dos factores fundamentales ayudaron a recuperar la mejor versión del base español. Una fue el trabajo y los entrenamientos que realizaba en solitario para mejorar el tiro y la otra fue el intentar superar y aceptar el fallecimiento de su madre. Ricky, que admitió haber pasado una depresión, comentó antes de jugar el Mundial que "los momentos malos me enseñaron que no hay luz si no hay oscuridad". Toda aquella oscura etapa de su vida la describió en una emotiva carta a su madre ya fallecida. Fue una especie de catarsis pública con la que se liberó de los muchos fantasmas que le habían acompañado.

A lo mejor no es una estrella en el sentido que la NBA entiende, pero todos en la NBA consideran al base español como un jugador especial dentro de la cancha, capaz de hacer jugar a su equipo, de divertir al espectador, pero más importante si cabe en el vestuario, por su experiencia vital y su coherencia a la hora de ayudar y cohesionar los egos para construir un equipo.

Hace unos días, tras siete derrotas consecutivas, Rubio hizo una declaraciones en las que señalaba el problema que les hacía perder y perder: "Dije al comienzo de la temporada que no se trata de ganar o perder. Se trata de construir una cultura. Podemos echarle la culpa a muchas cosas, pero no jugamos con el corazón". Este pasado fin de semana su equipo rompió la racha negativa y se impuso a los Kings con una buena actuación de Ricky.

Esta semana celebraremos la llegada del nuevo año. Muchos haremos propósitos que por lo general no cumpliremos. No busquemos culpables, ni pongamos excusas, si no hacemos realidad nuestros propósitos para 2020 será porque no habremos jugado con el corazón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios