Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Los impacientes

La impaciencia te convierte en fracasado

"Y dar las gracias al jurado del año pasado y todo su gremio por darnos el primer premio”. Así terminaba uno de los pasodobles de la chirigota de Puerto Real ‘No aguantamos más, vamos de impacientes’. La gracia de esta letra reside en que ellos presentaron este pasodoble que tenían ya compuesto para el Carnaval del próximo año 2021. Vamos, que son tan impacientes que van un año por delante del concurso actual.

Con la chirigota te ríes, pero luego ves la realidad del deporte en particular o la vida en general y podemos comprobar que vivimos en un mundo de impacientes y de constante impaciencia. Un equipo pierde dos partidos y la grada llena de impacientes aficionados pasan de cantar “el alma en la garganta” a “dimisión, dimisión”, ya sea focalizando en el presidente, el entrenador o en los jugadores. No hay ningún resquicio para analizar, apoyar, ayudar, construir, tan impacientes como la chusma del circo que pedía sangre, pulgar abajo.

Hace un par de días le preguntaron a Pau Gasol, quien lleva muchos meses con una lesión en un pie, sobre su regreso a las canchas, sobre todo si creía que podría estar listo para los próximos Juegos Olímpicos. Pau respondió con su serenidad y coherencia habitual: “Me estoy recuperando. Ese es mi estatus ahora mismo. Estoy enfocándome en la rehabilitación, solamente en que se me cure bien el pie y pueda volver a las canchas”. Paciencia, trabajo, esfuerzo y el tiempo dictará sentencia.

Una cosa es soñar, desear y marcarse objetivos ambiciosos y otra bien distinta convertir los sueños, deseos, objetivos y metas en obligaciones absolutas. La diferencia entre ambas es abismal. La primera te permite crecer, caerte, aprender y levantarte, volver a intentarlo o a ser capaz de redimensionar los objetivos. La segunda te convierte, al primer contratiempo en un fracasado. Si eso lo llevamos a proyectos de equipos, con sus seguidores, con sus presupuestos, simplemente crea decepciones que en muchos casos deriva en acciones violentas.

Cada reto requiere de su tiempo para alcanzarlo, a veces por errores propios o circunstancias externas, sufren retrasos. Cada lesión suele tener un tiempo, por mucha medicina y tratamiento de última generación que pueda recibir un deportista de élite. La impaciencia propia o ajena suele acarrear situaciones de estrés, ansiedad o depresión que sumar a la propia lesión.

Vivimos en un mundo de impacientes. Queremos que nuestros hijos e hijas sean tratados como Messi o Serena Williams desde que tienen 8 años, sin darnos cuenta de que con nuestra impaciencia, que nosotros disfrazamos de conocimiento deportivo y de amor, les estamos robando la parte más bonita e inocente de sus vidas, la infancia.

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