Análisis

Francisco García-Figueras Mateos

Manantiales de devoción en el siglo XXI

El torrente de fe de María Romero partía de la Basílica del Carmen, como en tiempos hicieron las aguas que desde allí desembocaban en la actual Plaza del Arroyo. Fe que en el caso de aquella buena mujer confluía con otro poderoso caudal de devoción que por Plaza Belén o Luis de Ysasi baja desde San Lucas en los albores del mes de marzo. Y es que ella nunca faltó a su cita anual con Nuestro Padre Jesús de la Salud, al que acompañó durante muchos Miércoles Santos, haciendo lo propio en alguna Madrugada de Viernes Santo con Nuestro Padre Jesús de la Vía Crucis.

Así que como cada primer viernes de marzo, la ilusión por renovar la fe de nuestros mayores me llevó hasta la collación de San Lucas.

Ante la fachada principal del Santuario, reparé en cómo la perfecta organización de los hermanos de las Tres Caídas y el civismo de tantas personas que hacían cola para estar unos segundos ante el Señor de la Salud, garantizaban el normal desarrollo de tan piadoso acto. Ya en el interior del templo pude admirar el precioso altar, que debido a las obras de restauración del retablo mayor, presentaba una ubicación distinta a la habitual.

Caminando por Plaza Orbaneja, viendo el incesante goteo de personas que iban y venían, reflexioné sobre la vida y el bullicio de aquellos barrios en estas fechas, algo difícilmente concebible sin la acción de las hermandades.

En la Capilla del Cristo del Amor recé ante Nuestro Padre Jesús Cautivo y a continuación accedí a San Juan de los Caballeros para deleitarme con el añejo y elegante acto de veneración organizado por la hermandad de la Vera Cruz en torno al Santísimo Cristo de la Esperanza.

Tan sugestivo ambiente me hizo evocar de nuevo a María Romero, que en cierta ocasión, tan abstraída estaba en sus oraciones en el interior de San Juan de los Caballeros, que cuando vino a darse cuenta estaba sola y con la iglesia cerrada a cal y canto. Alguien que pasaba por calle San Juan y escuchó los golpes que daba María en la puerta del templo, permitió el "rescate" de la fervorosa devota.

Cuando regresaba a la altura del Convento de Santo Domingo, recordé algo que presencié por aquel mismo lugar una mañana de Domingo de Ramos de hace algunos años. La procesión solemne que antecede a la misa principal buscaba la puerta de Alameda Cristina para acceder de nuevo a la iglesia, mientras los fieles que integraban el cortejo entonaban cantos litúrgicos. Entonces, alguien que pasaba por allí, al contemplar la procesión, empezó a preguntarse en voz alta y en tono algo impertinente cómo era posible que en el siglo XXI se siguieran realizando ese tipo de celebraciones "propias de la Edad Media".

Volviendo al primer viernes marzo, recapitulando todas las vivencias de una tarde tan espléndida, pensé en muchas de las cosas que en el siglo XXI siguen pasando gracias a las hermandades.

Por ejemplo, que barrios que languidecen el resto del año cobren vida durante estos días.

Que en colaboración con las administraciones correspondientes se trabaje en la recuperación de un importante patrimonio histórico y artístico para disfrute de jerezanos y visitantes, como sucede precisamente con el retablo mayor del Santuario de San Lucas o la Capilla de la Jura en San Juan de los Caballeros.

Que atendiendo a uno de sus fines primordiales, las hermandades lleven a cabo durante todo el año una ingente labor de acción social en favor de los más necesitados.

Que cumpliendo con su fin principal, miles de personas puedan manifestar públicamente su fe y aferrarse a sus devociones en un momento tan incierto, pudiendo hacerlo además en condiciones de seguridad.

Y que muchos podamos honrar la memoria de nuestros mayores, renovando en nuestros hijos con fe ilusionada las devociones que ellos nos legaron. Así, el año que viene, cuando falten pocos días para que se cumplan treinta y cinco años del fallecimiento de María Romero, sus hijos y sus nietos podamos recordarla volviendo a ese manantial de devoción que brota de San Lucas cada primer viernes de marzo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios