Si leemos un cuento, es aconsejable tomar buena nota de su pedagógica moraleja. Gracias a ellas contamos con un nutrido arsenal de socorridos refranes para evitar errores imperdonables. Pero como equivocarse es de humanos, tropezaremos dos o más veces en la misma piedra. Nunca aprendemos la lección ni el camino de vuelta, por muchas migas de pan que vayamos tirando en el tránsito de la existencia. Preferimos jugar a la lotería del 'ensayo y error', sin pagar por ello con el instructivo arrepentimiento, o haciendo caso omiso a tópicos como que "rectificar es de sabios". Y así nos va.

Sin necesidad de viajar en el tiempo hasta los albores de la Humanidad, en el pasado Siglo XX encontramos múltiples equivocaciones colectivas, que llevaron emparejadas funestas consecuencias y, tristemente, no sirvieron de ejemplo a las generaciones posteriores. La Primera Guerra Mundial comenzó en 1914 y finalizó cuatro años después con 22 millones de muertos. Justo a su término, cual maldición bíblica, una pandemia que denominaron gripe española asoló el planeta, acabando en tres años con 40 millones de personas. Suma y sigue. En 1929 se desata en Estados Unidos una devastadora crisis económica, que tendría efectos globales durante más de una década. De 1936 a 1939 España sufrió la horrible y maldita Guerra Civil (540.000 muertes). Tres años después comienza la Segunda Guerra Mundial, que hasta 1945 se llevó la vida de 60 millones de almas.

Mis padres nacieron en los años veinte y vivieron de cerca la mayoría de esos infaustos episodios que, pese a todo, rara vez me mencionaron. Aún así, siempre supe que los llevaban grabados a fuego, lo demostraron a diario con la sabiduría que les caracterizaba. Gracias a sus enseñanzas, cuando no veo clara la perspectiva, me basta con mirar al pasado para descubrir el camino erróneo que la historia nos ha dejado como legado y memoria. Aunque algunos afirmen que no es bueno dar marcha atrás ni para coger impulso, metafóricamente es el mejor ejercicio mental para saber de dónde venimos, si es que queremos llegar a alguna parte...

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