El cumplimiento de Renfe con sus horarios es, sencillamente, excelente. Hay que reconocerlo. Cumplen al minuto tanto con sus salidas como con sus llegadas. En ellos se ve un perfil de usuarios que responde al de una persona joven que, en muchas ocasiones, se desplaza con su bicicleta. La compañía tiene clientes para rato. Atrás quedaron aquellos años en los que el acrónimo Renfe era un sinónimo de dejadez, abandono e incumplimientos. Tanto es así que ahora es uno de los mejores servicios de Europa. Los italianos, con esa peculiar forma de entender lo público que les caracteriza, hasta se encontraban por delante en los escalafones de eficiencia. Los superamos. Ellos siguen abajo. Nosotros casi arriba. La mejoría en la seguridad ha acabado también con la imagen que tenían las estaciones de ser lugares sin ley en los que, en muchas ocasiones, había que rogar al cielo que el tren llegara cuanto antes. Es cierto que Renfe no es perfecta. Nadie ni nada lo es, pero convendrán que la mejoría sobre raíles ha sido enorme.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios