Confinamiento?ni idea. Llegó el fútbol, ya lo comenté hace unos días y se hizo la luz. Ni fase cero, ni uno, ni nada. Le sumamos la entrada del verano. Ahora nos toca vivir la 'nueva normalidad'.

¿Qué es la 'nueva normalidad'? A mí me parece un oxímoron, es decir, algo que es imposible de ser en este momento, porque la normalidad hace referencia a lo habitual, a lo que siempre ha venido ocurriendo o dándose y, si es nueva, de momento no es normal. Solo cuando se instaure esta nueva forma de convivencia social durante un largo periodo de tiempo, sí podríamos decir que hay una normalidad y que al ser diferente a la anterior, podría ser llamada como nueva. Pero no vamos a entrar en este debate porque, en el fondo, esto no es más que un eslogan político para explicarnos que debemos cambiar nuestra forma de relacionarnos. Cambiar el 'dame un abrazo primo' por el 'codito, codito' tan normalizado hoy en día.

Pero si nos fijamos en el fútbol como espejo de nuestra sociedad, la hipocresía sigue siendo parte del juego. Jugadores en la grada con mascarillas que se abrazan en el terreno de juego. Al final, se irá imponiendo la vieja realidad a la nueva realidad, sobre todo en lo que importa. Si no que se lo digan a Rubí, a Abelardo o a Guti, entrenadores destituidos por los malos resultados de sus equipos a falta de unas semanas para que termine la 'nueva' parte y definitiva de la liga. Por ahí están con las barbas en remojo Setién y Celades. Ni directiva, ni jugadores tienen culpa, la cuerda se rompe por el lado más débil, antes era el entrenador y ahora, nuevamente por el entrenador. Normal.

Real Madrid y Barça se están jugando la liga y cada partido se genera una polémica a pesar del VAR. Vieja y nueva normalidad coinciden. El Atlético de Madrid vuelve a resurgir a trompicones, pero aquí sí hay algo nuevo, Llorente es delantero en esta nueva liga y además es el jugador clave ahora mismo.

Anormal es que Real Madrid de baloncesto no dispute la final por el título, pero el nuevo formato escogido para terminar la liga se le ha atragantado a los de Pablo Laso. Es decir, hay cosas, a priori anormales, en la nueva normalidad.

Pero si nos fijamos en los chiringuitos de playa, en las playas, en las fiestas de chavales, se pone de evidencia que volvemos a ser una sociedad muy mal educada y muy poco cívica. Alguien dijo que los españoles dimos un ejemplo de solidaridad durante el confinamiento al permanecer en nuestras casas. No, era el miedo, pero sobre todo las multas de 600 euros por incumplir el estado de alarma. Ahora que se ha pedido que seamos solidarios (mascarilla, no aglomeraciones, etcétera), pero no hay multas ya estamos viendo y escuchando lo que pasa. Rebrotes por aquí, rebrotes por allá. Vamos, lo normal.

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