Análisis

felipe morenés

Orgulloso de ser católico y jerezano

Estamos en el ecuador del estío. Ya han pasado casi las cabañuelas. Amaneció un día fresco y luminoso; bueno para la uva que madura rápida en una anunciada y temprana vendimia acuciada por una feroz sequía.

Habito desde hace unos años en una viña dando vistas a Astah Regia y se podría decir que casi en la orilla de lo que fue el Lago Ligustinus. Rodeado de cepas palomino retorcidas y ancianas de tanto exprimirse produciendo pámpanos que darán lugar al jugo que un día será celebre Sherry.

Este sábado ha sido un día muy importante para Jerez. La pena, el temor y la tragedia del virus que nos atenaza ha sido superada, olvidada, por la ampulosidad del ceremonial que hemos vivido. La Iglesia Católica, en términos coloquiales, ha tirado la casa por la ventada y ha hecho una demostración de su fortaleza. Jerez ha sido el escenario de una ceremonia que no se repite con frecuencia: la proclamación de un prelado de la Iglesia. El Nuncio de Su Santidad, obispos de toda Andalucía, sacerdotes en pleno de toda la Diócesis, monjas de los conventos jerezanos, se han dado cita en Catedral Jerezana del Salvador que hervía como una ascua de luz. Una demostración de lo que Jerez es capaz de hacer a pesar de vivir horas bajas por razones sobradamente conocidas: alta tasa de desempleo, angustia económica, pandemia, política hostil. Pero este sábado hemos hecho un paréntesis.

Como reza el título de este artículo, doblemente orgulloso: de ser católico y jerezano. Mi peregrinar por este mundo tiene ya guarismos elevados. Por ello y por mi vocación romántica, en la Catedral, mientras vibraban vigorosas las flautas del órgano magistralmente interpretado por el maestro organista Don Ángel Hortas, mi imaginación recordaba a Mons. Cirarda Lachiondo, el sepulcro de Don Rafael Bellido Caro (también lo hubo más barato, Don Luis Bellido, párroco de San Dionisio), veía y oía a Don Juan del Río Martín, autentico príncipe de la Iglesia, pronunciar una homilía en el Presbiterio. Un recuerdo muy entrañable para este Prelado cuya partida aun reciente lloramos. Jerez le debe un rótulo que inmortalice su aportación a la historia eclesial de Jerez: Bertemati, recopilación de todos archivos parroquiales. Y por último nuestro entrañable Don José Mazuelos Pérez, hombre sencillo y cercano, pero de honda formación y Fe. Reciente esta el fallecimiento de madre (q.s.G.h.). Sentido pésame Don José.

Y recordaba a quien tanto hizo por la Catedral, al santo sacerdote Deán de la misma Don José Luis Repetto Betes en su retiro san Migueliano.

Orgullo de la urbanidad y el orden en la Santa Catedral; los Boy Scouts correctos y educados organizando; un profundo trabajo de protocolo muy lucido para colocar a quien debía en el sitio que le correspondía. Pilotado por Manuel Robredo. Y la voz grave, cultivada, que inundaba el espacio de José María Pavón Maraver. La medida y perfecta introducción al acto del Rvdo. Sacerdote Don Federico Mantaras (de casta le viene al galgo) que ha llevado admirablemente bien el timón de la Diócesis mientras ha estado ausente de obispo.

Algo me ha impactado en el nuevo Obispo: su devoción por el Sagrado Corazón de Jesús. En la expresión y en el pectoral. El mártir Antonio Molle Lazo fue torturado hasta morir por defenderlo. En otro oscuro rincón de la Catedral, olvidado, un simple retrato de otro jerezano asesinado El Lasaliano gitano Jiménez. Terminó su discurso con la jaculatoria "sagrado corazón de Jesús, en vos confío", modernizada eso sí "en ti confío". Soy muy respetuoso con los usted, vuecencia y eminencia. Facilita la convivencia. El tuteo es irreverente, vulgar y revolucionario.

Por todo esto, me siento orgulloso de ser católico y jerezano; porque lo mismo la Iglesia Católica que Jerez están muy vivos. Y están vivos porque hay personas esforzadas, capaces, trabajadoras, profesionales, serias que tejen su entramado social y lo pueblan de grandeza, de esperanzas.

Y al salir, con el alma henchida, otra demostración de lo que los jerezanos son capaces, las Bodegas González Byass, que han rescatado un viejo edificio para con un gusto exquisito hacerlo Hotel en uno de los rincones mas bellos de la ciudad, entre el Alcázar y la Catedral. Buque insignia de vinatería internacional y ahora de la cultura y la tradición.

De regreso a la viña, en la Bodega de nuestra viña, venencia en ristre escancié una copa de solera oloroso y alzándola al sol rojizo que se escondía por detrás de las lomas de Astah, con una plegaria y di gracias Dios teniendo delante un azulejo de la Santísima Patrona Jerezana, la Virgen de la Merced.

Jerez es grande y Dios vive en sus corazones. Hay futuro.

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