Siento especial admiración por una pareja, cuyos nombres voy a obviar porque no sé si les gustaría verse reflejados en este balcón. Pero no puedo pasar un día más sin expresar mi admiración por lo que están haciendo. Un día, hace muchos años, recibieron la dura noticia de que no podrían tener hijos pero, con el tiempo, lograron afrontar este vacío con una enorme y bella generosidad. Comenzaron verano a verano a verano acogiendo a un niño saharaui pero ambos sabían que necesitaban de algo más por lo que vieron en la acogida aquello que anhelaban. Al poco tiempo, la alegría les llegó a su casa en forma de dos hermanos que no han hecho más que devolverles todo el cariño recibido con las dos palabras más bonitas que un niño pueda decirte: mamá y papá. No cortos con eso, hace unos meses acogieron a otros dos hermanos más convirtiéndose en una bella y singular familia numerosa. Gracias de verdad por ser como sois y por contribuir a que estos niños tengan una infancia feliz.

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