Queda mucho por ver, oír y sentir, pero ojalá sean positivos los 12 meses que nos depara este año, número 22 del Siglo XXI, simbolizado por un tigre en el horóscopo chino. Cuando comenzó esta pandemia del COVID-19, en ese país asiático estaban bajo el signo de la rata, curiosamente asociada a la supervivencia. De ella, sobrada cuenta hemos dado a estas alturas, sin necesidad de recurrir a los astros o al zodíaco. De hecho, llevamos demasiado tiempo poniendo a gala una infinita capacidad de resistencia, quedándonos ya pocas reservas en el pozo de la resignación, más agotado que el del agua. Pero, como afirmaba el poeta Giacomo Leopardi: "La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo".

En la dura experiencia que está suponiendo este virus, son muchos los términos y siglas, como el propio nombre de la enfermedad o las inquietantes e inevitables PCR, que de forma universal hemos asumido e incorporado al lenguaje coloquial. Palabras como mascarillas, cuarentenas, mutaciones (Delta y Ómicron entre otras), confinamientos o antígenos encabezan el ranking de gastadas por el uso. Al igual que en su día consideramos milagrosas las denominaciones Pfizer, AstraZeneca, Moderna o Jansen, pues se traducían como ansiadas vacunas. En ese largo repertorio, la tragedia, el caos y el miedo están siendo también los vocablos más extendidos desde que el bicho SARS-CoV-2 apareció en nuestras vidas, devastando los cimientos del planeta sin tumbar ni un solo edificio, pero dejando tras de sí un rastro interminable de muertes, ruina y desolación.

Más de cinco millones de muertos y casi trescientos millones de contagiados en todo el mundo, son las heladoras cifras que ofrece hasta el momento la epidemia. Lógicamente, hay hartazgo y pesar con esas estadísticas. Sólo se espera, como agua de mayo, la respuesta a una pregunta: ¿Cuándo y cómo acabará todo esto? "Los virus son criaturas astutas y hay que estar un paso por delante de ellos", ha declarado Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno estadounidense, agregando tener "mucha confianza en la capacidad creativa de los investigadores que están ahí afuera, algunos tienen ideas que parecen locas y terminan siendo muy buenas". De ellos han surgido los primeros medicamentos antivirales específicos (píldoras creadas por Pfizer y Merck con hasta un 85 por ciento de efectividad si se toman en los cinco días siguientes a la aparición de los síntomas) que, como si fuesen sinónimos de esperanza, tal vez sean las palabras que más mencionemos en este 2022: Paxlovid y Molnupiravir. Por muy raras que suenen, toca aprendérselas de memoria…

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