La llegada de estas fiestas navideñas, tan señaladas y especiales para muchos, son también un calvario para otros. Y digo esto porque desde que comenzó diciembre no he parado de oír petardos por distintos puntos de la ciudad. Da igual la hora que sea, mañana, tarde, hasta a las tres de la madrugada de un día laborable he oído alguno, que ya vale al personal...También da igual que el bando municipal prohiba expresamente esta práctica, como recoge el punto cuarto. Por lo visto, en esta ciudad todo se salta todo a la torera sin que pase nada. Estaría bien que alguna vez, este tipo de bandos municipales sirviese para algo, y si no, que directamente sean eliminados. Ni siquiera aquel desgraciado suceso que cambió la vida de la jerezana Rocío Vázquez, hace ahora curiosamente diez años, ha servido para que las autoridades y la propia sociedad tome conciencia de lo que puede llegar a ocurrir con este tipo de material. Es una contrariedad que por un lado se prohiba su uso y que por otro se vendan sin ningún tipo de control en cualquier kiosko de barrio. Así nos va.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios