Análisis

MIGUEL ÁNGEL MONTERO JORDI

Primeras comuniones..., que no sea la última

Hubiera sido típico como sacerdote aprovechar esta columna para llamar la atención a aquellos padres que durante estos días celebran la Primera y última comunión de sus hijos. Pero no, es momento de proclamar cosas positivas. Yo como sacerdote de una Iglesia de mas de 400 niños en catequesis de comunión quiero contar a todo el mundo que los niños que veo por la parroquia durante estos años tienen una cara de felicidad inmensa, tanto cuando vienen a su catequesis, como cuando vienen a su misa de niños todos los domingos con sus padres y escuchan con alegría el mensaje de Jesús de Nazaret. Es un momento de agradecer a los padres su constancia y confiar en la Iglesia para que sus hijos reciban un mensaje alegre de un Dios que nos ama y nos acompaña siempre en el camino de la vida. Son muchos los padres que cada domingo sentís a las parroquias como una gran familia y que escucháis un mensaje que os llega al corazón y os ayuda, con la Gracia de Dios, a ser mejores personas y a tirar hacia delante en muchas situaciones difíciles tanto materiales como espirituales. Y aquí habéis encontrado esperanza. Habéis vivido en vuestras parroquias años de cosas buenas, y de fortalecer el alma de vuestros hijos, porque que eso es en definitiva lo que hace que una persona sea feliz. Ahora nos puede venir a todos, sacerdotes y padres, la pereza de no volcarnos tanto en seguir formando a unos niños que están deseando seguir en su parroquia y en su misa de cada domingo. Los curas y las Parroquias estamos dispuestos. ¿Por qué no seguimos el próximo domingo escuchando la palabra de ese Dios que yo he comprobado que ilumina la cara tuya y la de tu hijo? Te esperamos el año que viene para seguir cuidando el alma de tu hijo y la tuya; supera la pereza. ¿Sabes por qué? Porque cuando uno echa un ratito con Dios se llena de alegría y de paz. ¿Te lo vas a perder?

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