Ha habido ayuntamientos en Jerez que han cazado palomas con nocturnidad y alevosía. Siempre está mal visto meterse con esos bichitos que representan a la paz pero que tantos problemas dan. El problema palomero se extiende. Y lo hace a pasos agigantados. Hay edificios en la calle Rosaleda, junto a la avenida Domecq, que amanecen literalmente plagados. Los vecinos tienen que estar hartos de limpiar sus terrazas. Por hacer se ha hecho de todo. Incluso hubo un tiempo en que se cazaban y se trasladaban al parque de La Suara, en La Barca. A los pocos días estaban de nuevo llenando las plazas. Cuentan los viejos del lugar que hace años, cuando colocaron el águila imperial que corona en Las Angustias el monumento a los aviadores del Plus Ultra las palomas le cogieron miedo. No tardaron mucho en comprobar que no les iba a atacar y como si de un acto de rebeldía se posaban en su pico de bronce. Pues en Jerez ya va siendo hora de hacer un 'despalome'. Más que nada para que, al menos, tarde unos años en llenarse todo de palomas de nuevo.

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