Mi amigo Manolo Romero sabe mucho de arte. Y lo mejor es que tiene mucho arte cuanto habla de él. Entre sus muchas charlas ha hablado de los monumentos que adornan las rotondas y plazas de nuestra ciudad. Algunas realmente feas, otras realmente bonitas pero realmente más ubicadas rompiendo así la línea arquitectónica de un edificio o una calle. Otras es que simplemente rompen con cualquier idea estética en condiciones. Hoy en nuestras páginas hablamos de las tres esculturas que el pintor jerezano recientemente fallecido Carlos Ayala desarrolló en su día para tres espacios de la ciudad. Un proyecto encargado que no vio la luz. Y ahí se quedó en un cajón. Su familia quiere rendirle homenaje al creador y ha recuperado los bocetos de dichas obras. El Ayuntamiento está por la labor, sólo le falta el dinero, así que, a buscar mecenas. Tres figuras que bien se merecen ubicarse en alguna de las muchas glorietas mal 'recreadas' o de futura creación. Una diosa, un mito y un héroe que harían de estas rotondas un trabajo 'redondo' de verdad.

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