Demasiado ruido mediático provoca confusión y desorientación. Como el ruido físico. La vacuna AstraZeneca - que se guarda en un frigorífico normal - se empezó recomendando a menores de 55 años. Luego se recomendó para el tramo 60-69 años. En ambos casos "basándose en los ensayos disponibles". ¿Nos fiamos de los ensayos de antes o de los de ahora? Hay mucha gente menor de 60 años que tiene puesta la primera dosis y en este momento no sabe si le pondrán la segunda o si será de otro tipo. Por tanto ruido y confusión, para muchos la Astra es la vacuna mala y la Pfizer - que es siete veces más cara y exige -80 ºC - la buena. Todo el mundo opina y los negacionistas se refuerzan.

Y la Unión Europea (UE) … en fin. Además de su protagonismo en el lío de Astra, la que parecía gran idea de las compras centralizadas fue en realidad ponerse en manos de las farmacéuticas. Se les dio mucho dinero para investigar pero no cumplen sus compromisos de entrega y así resulta que El Reino Unido y EE.UU. están vacunando mucha más gente. ¿Qué dirigente de la UE asume responsabilidades? ¿Quién reconoce que han sido un poco pardillos? Nadie.

Mientras tanto Cuba, con su vacuna "Soberana", Rusia, con la "Sputnik", y China, con la "Sinopharm", van a buen ritmo con los suyos y son la esperanza de los países del tercer mundo… y de aquí pues, visto lo visto, también las acabarán trayendo. La UE no puede ser tan pasiva y complaciente con las grandes empresas. Hay que plantearse seriamente la liberación de las patentes y de la fabricación. Y, en vez de esperar a que esos países del extrarradio pidan la homologación, quizás la UE tenga que tomar la iniciativa y ofrecérsela.

Con tanto ruido y confusión, cuando llaman a la tranquilidad las autoridades sanitarias, nos preocupamos más.

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