Estos días, una vez superada la festividad de la Asunción, Jerez empieza a salir de ese sopor al que le condena agosto de forma indefectible año tras año. Y lo hace aunque el mes que debería ser el más tórrido del año haya estado plagado de noches más que frescas. Este despertar se inicia con pequeños pero grandes detalles, tales como que empieza a costar más trabajo encontrar aparcamiento, que los hermanos Pacheco reabren 'La Moderna' tras un merecido descanso o que en los bancos hay más gente en las ventanillas. En los bares, que son lugares donde se palpa el pulso de esta ciudad, empiezan a reencontrarse compañeros de desayuno que se cuentan la forma en la que durante unas semanas han cambiado sus rutinas. A fin de cuentas la marcha y la vuelta de las vacaciones no deja de ser otra rutina. Pese a todo, formalmente, el verano no acaba en Jerez hasta que la Virgen de la Merced se cite con sus apadrinados por las calles, aunque ese ansiado día 24 figure dentro del otoño. Después, ya saben, el 'veranillo de San Miguel' que darán paso a los primeros fríos.

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