Hoy es un Viernes de Dolores distinto. Cierto es que no lo sentimos como el año pasado pero va a ser muy diferente a como estábamos acostumbrados. Porque nosotros, los cofrades, nos adaptamos a las circunstancias pero no terminamos de acostumbrarnos. Porque tal día como hoy tendríamos que estar besando las manos de Nuestra Señora de las Angustias o de Nuestra Señora del Mayor, terminando el día con el Santísimo Cristo de la Exaltación por las calles de su barrio. Estos tiempos difíciles, en los que la Semana Santa se convierte en un reguero de gente de templo a templo - como si de días lluviosos se tratasen - nos hace darnos cuenta de todo lo que teníamos. Pero para ello, aún queda. Por eso, en estos días pasionales que quedan por delante, tenemos que disfrutar al máximo. Sentir la pasión por la Pasión. Porque este año tendremos la oportunidad de vivirlo, de otra manera, pero podremos estar. Y nos emocionaremos, nos emocionarán. Visitaremos las iglesias, la exposición de los Claustros y sentiremos ese ambiente cofrade que ya hemos podido vivir los domingos de Cuaresma. Será una Semana Santa de emociones. Porque se cruzarán esas miradas de entendimiento entre nuestros Sagrados Titulares. Sentiremos el pellizco en el corazón en nuestros días señalados y tendremos esos ratos de silencio que tanta falta hacen en los tiempos que corren. Escucharemos saetas, música procesional, y rezos, muchos rezos. Pero estaremos junto a todos nuestros hermanos, que es al fin y al cabo gran parte de nuestra Semana Santa. Este año además, volverán a estar presentes los medios de comunicación cofrade para transmitir todo aquello que nos falta. Reproducirán sensaciones, vivencias y sin duda, emociones. Para vivir de alguna manera, la más cercana Semana Santa que podamos conocer. Ya estamos de lleno. Y este año, los tendremos a Ellos. Y con Ellos, habrá lágrimas. Lágrimas de emoción, de tristeza y de muchas otras formas. Pero podremos sentir en el corazón que están siempre con nosotros. Y nosotros, con Ellos.