Ofelia ha rebasado su papel de concursante insufrible de MasterChef y se nos ha convertido en personaje, con ciertas aristas adorables, y por su supervivencia ya forma parte de la piel de esta edición un poco átona en la que también sobresale por ternura el manchego calculador de precios Fran, al que le sigue jugando malas pasadas su veterana tacañería.

La gallega estuvo a punto de convertirse en la primera objetora de conciencia del talent de La 1 negándose en principio a guisar carne de caballo, el animal que le sirvió de terapia en su infancia (era otro, claro, no la iban a obligarla a cocinar a su mascota). Finalmente bajo presión Ofelia salió adelante pese a las malas artes de enemigos como el vasco Dani. Al final la perjudicada de la desastrosa prueba de exteriores en Mijas (qué bien captada en este programa) fue Alicia, que cayó en la prueba de eliminación donde había que usar sobras, entre caballo, arroces y una carrillera que se le chamuscó a la publicista madrileña.

En ese periplo por Mijas el jurado propuso hacer un plato con una reducción de Pedro Ximénez, el vino dulce jerezano de uvas montillanas y que también se elabora por viñedos malagueños y onubenses. Pepe Rodríguez y Jordi Cruz siguen empeñados en llamarle Pedro "Shiménez", con la equis catalana (como Xavi), cuando la mayúscula de ese apellido es la grafía antigua de la jota, como la equis de México, Texas o el mismo Xerez. Samantha Vallejo-Nágera presentó el ingrediente como "Siménez". Pero no , es "Jiménez".

Por la dudas, hemos ido a preguntarle al mismísimo presidente del Consejo Regulador del Jerez, César Saldaña. Nos responde que siempre el "Ximénez" bodeguero, o "Ximén", se ha pronunciado como jota. Un apellido antiguo con su pronunciación de siempre. La renovadora cocina actual ha redescubierto las virtudes vinícolas andaluzas y el tesoro del palo cortado o del Pedro (J)iménez. Pero llamarlo "Shiménez" o "Siménez" es una cursilería.

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