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Carmen Pérez
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Opinión
Cada 1 de enero, inicio del nuevo año, la Iglesia, a través del santoral rinde tributo a la Virgen María, siendo esta la primera fiesta mariana del año. Se trata de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Se alude al dogma de Maria en su maternidad divina, y esta se estableció en el Concilio Efeso. Fue en este concilio donde se efectuó un decreto que certificaba a la Virgen como la Madre del Señor Jesucristo.
Esta festividad es la conmemoración mariana más importante de todas las que se le dedican a María, pues pone en valor todos los dones personales de la Virgen que contribuyeron a que fuera madre y alumbrase al Mesías, al Hijo de Dios hecho hombre.
Se celebra esta solemnidad en la Iglesia Católica y en todas las Iglesias en comunión con ella, y se la considera la festividad más importante en honor de María, madre de Jesús, ya que toda su vida y sus dones personales -incluyendo su virginidad- estuvieron orientados a su maternidad.
Nada menos que ser la Madre de Dios, la persona elegida por el Padre para que llevase en su vientre y gestase al Dios Hijo.
María es un nombre femenino de origen hebreo, cuyo significado es 'eminente o excelsa'. En ese día primero del año las mujeres deben de celebran su santo gracias a Santa María, Madre de Dios, virgen y pura y conmemorar ese hecho tan importante y significativo que, tal vez, pasa desapercibido a muchos cristianos (entre los que me encuentro y lo confieso) de algo tan importante como es ser Madre.
Se trata de una celebración que tiene su origen en la Roma del siglo VI, cuando se cree que empezó a festejarse este día en honor a la madre de Dios, por lo que se trataría, probablemente, de la fiesta mariana más antigua que se conoce.
Asimismo, este primer día del año se recuerda también el nombre profético de Jesús, el que anunció el profeta Isaías y que haría referencia a lo trascendental que sería para la sociedad el nacimiento del Mesías en el portal de Belén. Emmanuel fue el nombre con el que Isaías se refirió, según la Biblia, al Señor, y que significaría que "Dios está entre nosotros". Otra forma de dirigirse a Jesús para resaltar su magnanimidad.
En ese mismo día 1 de enero se conmemora también la circuncisión de Jesucristo ocho días después de su nacimiento, un hito al que se hace alusión con el término la Octava de Navidad: el nombre con el que se denomina al tiempo que esperaban tradicionalmente los judíos para la circuncisión.
La solemnidad litúrgica dedicada a la Santísima Virgen está estrechamente vinculada a la "Maternidad Divina de María", que también está presente en la forma tradicional del Rito romano en la festividad litúrgica llamada de la "Maternidad de la Santísima Virgen María", en el rito ambrosiano (que es un rito italiano medieval que todavía se realiza en la diocésis de Milán) a través de la fiesta litúrgica del "Domingo de la Encarnación" es también llamada "Fiesta de la Divina Maternidad de la Virgen María". En otros ritos cristinos se la llama estas festividad o Solemnidad como "Maternidad de la Santa Madre de Dios".
Fiesta Mariana muy importante y, a veces, sobre todo los cofrades, presumimos de nuestro amor y devoción a la Santísima Virgen y se nos pasa por alto algo tan grande como es celebrar o conmemorar a la Maternidad de la Virgen Maria.
Yo mismo presumo de un amor, veneración y devoción a la Virgen, en mi caso a la advocación de Nuestra Señora de La Estrella, y el día 1 de enero tenía la falsa creencia, porque era de los que creía que sólo se celebraba el nombre de Jesús, o Emmanuel (Manuel en la actualidad) y lo tuve que escuchar y leer y admití que estaba en un gran error, porque era más importante la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, algo que no debemos obviar ni olvidar.
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