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A contracorriente
MENUDA se ha montado con el anuncio de la Superliga Europea abanderada por 12 clubes entre los que están el Real Madrid -con Florentino además como primer presidente de la nueva organización-, Barcelona y Atlético de Madrid. Hay muchos billetes, pero muchos, detrás de esta nueva competición que algunos de los clubes europeos más poderosos -Bayern y Dortmund se han desmarcado- pretenden poner en pie. JP Morgan, uno de los 15 bancos más grandes del mundo, financia la operación.
Una Superliga Europea cuasi cerrada de 15 equipos más cinco invitados, similar al funcionamiento de la Euroliga de baloncesto, que ha encontrado una fuerte oposición de la UEFA, las federaciones nacionales, aquellos clubes que, evidentemente, no van a ver ni un duro y hasta los gobiernos. Hasta Boris Johnson y Emmanuel Macron han encontrado un ratito entre gestión y gestión de la pandemia para posicionarse en contra.
El ‘quid’ del asunto está en el vil metal. Esto es un todo por la pasta de manual, poderoso caballero es don dinero. Los clubes llevan años trabajando en un proyecto que ahora, con la brutal caída de ingresos a causa del COVID, ha acelerado su proceso. Ya lo avanzó Florentino Pérez en el programa de Pedrerol: o se hace “o estamos muertos”. Un ejemplo que a más de uno nos pondría los ojos como al Tío Gilito: el campeón de la Champions se lleva 120 millones de euros; los clubes de la pretendida Superliga Europea, sólo por participar, ingresarían 350. Laporta, hace unos meses y en plena campaña se posicionó, reacio, en contra de esta competición. Le faltó tiempo para cambiar de opinión cuando vio la morterada de dinero que había por medio. Adiós a los acuciantes problemas económicos y a la ‘herencia recibida’ de Bartomeu de un plumazo.
Javier Tebas, el mandamal de la LFP, se ha echado las manos a la cabeza y amenaza con expulsar a los clubes traidores del campeonato (jajaja). Hace no mucho tildaba la Superliga de conversaciones de bar a las cuatro de la mañana. Parece que ahora se lo toma más en serio. Ya me veo al abogado intentando vender a los chinos los derechos televisivos de una Liga Santander sin Madrid y Barcelona. El chiringuito se le caería a pedazos.
El golpe en la línea de flotación se lo llevaría la UEFA y su producto estrella, la Liga de Campeones. Ceferin también amenaza con la expulsión. Jesper Moller, del Comité Ejecutivo, va más allá y aboga por no perder tiempo y echar ya a tres de los cuatro semifinalistas (Real, Chelsea y City) de la presente edición. Órdago a la grande. Infantino, presidente de la FIFA y tras un primer comunicado tibio, se expresó ayer de manera más enérgica en contra de la Superliga y avisó a los clubes que “o están dentro o están fuera”.
Ni a Florentino, por mucho que quiera enarbolar la bandera de salvador del fútbol, ni al resto de presidentes de estos clubes les importa un pimiento el fútbol y sus aficionados. Mucho menos a Tebas, a la UEFA y a la FIFA, que han visto cómo peligran sus tinglados y han reaccionado cual animal acorralado. Todos están en este mundillo por lo mismo, el dinero, que lo mueve todo y todo lo corrompe. Y con más dinero (y una negociación) se solucionará el asunto. La UEFA soltará más guita y los clubes guardarán en un cajón esta idea... hasta la próxima crisis. Así que menos lobos y dejen de apelar al sentimiento, a los valores del deporte, a la solidaridad entre clubes y demás gaitas. Hagan lo que quieran, pero no insulten nuestra inteligencia.
PD: ¿Alguien ha pensado en quiénes dirigirían los partidos de esa nueva Superliga? Porque el estamento arbitral depende de las federaciones nacionales.
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