Vaya por delante mi más absoluto respeto al Poder Judicial. Eso sí, no puedo menos que sorprenderme de la facilidad con la que se adoptan decisiones que no son firmes. Vayamos por partes. Si el Supremo considera que a los hipotecados de este país se les ha tomado el pelo en algún momento está en su derecho de comunicarlo. Lo que no se puede hacer es proclamarlo y acto seguido decir que la decisión se está reconsiderando. Vamos a ver. Este tipo de decisiones, que tanto alegran -y con razón- a los hipotecados provocan serios vuelcos en los mercados. La Bolsa sufría el pasado jueves un descenso generalizado de la Banca (visto el pastizal que iban a tener que devolver) y ayer ascendía de forma vertiginosa por la ya referida reconsideración. Los mercados son esenciales en este sistema en el que vivimos. No tenemos que irnos muy lejos para recordar la crisis que nos zampamos entre pecho y espalda por su culpa. Es por ello que muestro mi convicción de que la Justicia, además de ser justa, dura y rápida debe ser, además, responsable.

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