La semana pasada se llenaron los patios de los colegios y algunas salas culturales de la ciudad de fiestas de fin curso y graduaciones. No era extraño andar por calles del centro y escuchar la música de estas celebraciones, el griterío de los niños y el aplauso de los mayores. En mi caso, desde aquí, quiero dar la enhorabuena a esos profesores y profesoras que se curran las actuaciones de final de curso, los bailes, las coreografías... Un trabajo que puede parecer sencillo desde nuestra óptica pero en el que si se rasca un poco, se saca esa labor vocacional que no tiene precio. Un trabajo que tiene, más si cabe, su reconocimiento cuando se actúa con niños muy pequeños, casi bebés. Por poner un ejemplo, la guardería 'El Centro', que ofreció días atrás en la sala Paúl un excepcional final de curso, en el que todos los alumnos sorprendieron con sus propuestas, coreografías guiadas con mucha gracia y acierto por las 'seños', que se llevaron al concluir el espectáculo el abrazo de los pequeños y la ovación del público. ¡Enhorabuena!

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