Hay un especimen que ha sufrido especialmente con esta cuarentena. El encierro y la posterior "nueva normalidad" ha desinflado los planes de esta raza social como si de un globo al calor se tratara. Este ser está afincado en todas las ciudades andaluzas, pero especialmente en los barrios más pudientes. Es atrevido, caradura, intenso. Cree que a todo tiene derecho y por eso ni nada ni nadie lo para.

Este tipo de ser superior, seguro que el lector conoce a alguno, es el andaluz postura.

El andaluz postura es aquel que vive por encima de sus posibilidades económicas, a sabiendas de que no puede seguir el ritmo. Aquel que intenta mantener las formas por encima de todo, sin que nada se le escape a su plan inteligentemente urdido para aparentar lo que no es, delante de los que sí son lo que tienen que ser. Hay muchos tipos de andaluz postura, casi más de los que podemos tolerar como sociedad. Y lo que es peor, parece que el número se incrementa cada año.

Entre los tipos de andaluz postura está el que siempre sale con el bolsillo vacío, evitando así perderse las citas más reseñables. Y ensu camino se encuentra a un par de amigos generosos que tienen que correr con los gastos de la jornada festiva. Otra tipología de esta especie, extendida desde Ayamonte a Huércal-Overa, es el que, por no perderse las fiestas primaverales, se hipoteca con el banco para seguir el ritmo de sus congéneres. Traje a medida, manzanilla en mano y caballo por las arenas de la Marisma, para unas fiestas que este año no han dado vía libre al que las vive con mucha ilusión y mucho dinero prestado.

Otro asunto es el de la ropa. Una camisa buena más repetida que un capítulo de Friends que le hace de escudo ante la masa, que no se percata de reposición alguna. En la misma línea están los coches o las casas. El andaluz postura no admite vivir en barrios periféricos (también llamados despectivamente barrios obreros). Él prefiere hacer su vida pegadito a catedrales, colegiatas o paseos marítimos para poder pedir favores a sus vecinos cada vez que quiera. Da igual si para ello está pagando cuotas hasta los 106 años. Al igual que con el bólido. Flamante y atractivo coche debido.

El andaluz postura vive por y para los demás, centrado en sus miradas, convirtiéndose en alguien incapaz de empatizar consigo mismo. Preguntarse de manera racional qué quiere o si le merece la pena esa penosa carrera de fondo. Una especie de locura sin cura, y sin vacuna, que es la verdadera pandemia irrefrenable de esta hipócrita sociedad.

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