Estamos acostumbrados a la comparación de los niveles de vida entre los diferentes países. Uno de los índices más famosos, y curioso, que se utiliza es el índice Big Mac. Este indicador, publicado por The Economist, además de establecer si las monedas locales están sobrevaloradas en relación al dólar estadounidense, permite comparar el poder adquisitivo de los países donde se vende esa famosa hamburguesa. Menos usual, sin embargo, es la comparación entre diferentes espacios geográficos dentro de un mismo país. Esta semana, el Banco de España ha publicado un estudio sobre ello, analizando el coste de la vida que han de afrontar los españoles en función de su lugar de residencia.

Según este análisis, el coste de la vida en Madrid y Barcelona superó en 2020 en un 20% la media del resto de municipios: "el ciudadano medio de Madrid o de Barcelona necesitaría 1.200 euros para tener el mismo poder adquisitivo que el ciudadano medio en el resto de las ciudades disfrutaría con 1.000 euros". En esas dos ciudades, el coste es un 31% mayor que en Elda-Petrel, el área con menor coste de la vida. Además, de esta confrontación entre estas ciudades más caras y las más baratas, se concluye que se están alejando, porque en 2004 las diferencia era del 22%.

El análisis también confirma algo que todos ya intuíamos: el tamaño de las áreas urbanas, medido en términos del número de habitantes, presenta una correlación muy elevada con el nivel de precios locales. Así, el coste de la vida en 2020 en una determinada área urbana fue un 3,1% más elevado que en otra con la mitad de población, brecha que se ha ido incrementando a lo largo del tiempo, porque en 2004 ese diferencial era solamente del 2%.

El componente que explica mejor las diferencias entre áreas urbanas es el coste de la vivienda. El alquiler es el gasto con un mayor peso, casi un 25% de media, y su precio varía mucho más que en los otros bienes y servicios. El coste del alquiler en Madrid y Barcelona fue en 2020 un 82% mayor que en la media del resto de municipios. Por otra parte, en servicios, como los de hostelería o los de carácter sanitario, se observan también diferencias significativas, debido a que la "mano de obra" supone la parte más importante del coste. Por el contrario, los precios de alimentación, vestido y calzado o comunicación -productos que no tienen por qué haber sido producidos en ese lugar- tienden a igualarse en las distintas áreas.

Ahora bien, para abordar el bienestar del ciudadano es preciso comparar estos costes con los salarios. Por ejemplo, los salarios nominales promedio en Madrid también son más altos, un 45% por encima de la media española. De hecho, si emigras a una ciudad mayor, en principio, sales ganando: un aumento del 10% en el salario nominal medio de un área urbana se asocia a un coste de la vida un 1,9% mayor. Pero hay determinados aspectos que no entran en juego en este estudio: ¿cuánto vale el tiempo en traslados hasta el trabajo?, ¿cuánto vale poder respirar aire puro continuamente?, ¿cuánto vale disponer de más espacio?, ¿cuánto vale disfrutar del silencio? o ¿cuánto vale tener la naturaleza a un paso? Que cada uno se haga sus propios cálculos.

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