Análisis

Antonio morillo crespo

La botica

"Condimento la dispensación de medicamentos con coloquios y consejos"

A mí me gusta más llamarle botica que oficina de farmacia, porque eso de oficina me suena a burocracia, a local donde se tramitan expedientes o papeleo. Botica tiene más enjundia y la misma gente siempre dice "voy a la botica" y raro es quien dice "voy a la oficina de farmacia". Y, por ende, mi menda lerenda es boticario y nunca me suena que me llamen farmacéutico, aunque mi título universitario diga lo contrario. No obstante, en la fachada he puesto discretamente 'farmacia' pero en varios idiomas: español, francés, inglés, alemán, musulmán y hasta en chino (yáo dián), que para eso tengo un comercio chino a mi lado en la calle

Y en mi botica, como hacen mis compañeros en las suyas, procuro condimentar la dispensación de los medicamentos con consejos, coloquios y advertencias, no solo para amenizar la cosa, sino también para dar un trato más humano y coloquial. Y así me ocurren cosas que suenan a chiste pero que responden a esta realidad, la realidad de todos los días. Les cuento a ustedes algunas, siempre "diciendo el milagro, pero no el santo", como dice el adagio.

El otro día llegó uno ya de mucha edad y, como le conozco de siempre, le vi cambiado y mohíno, por lo que le interpelé: "José, qué te pasa, que te veo muy triste". Y el hombre me contestó quejoso :"Mire usted, estoy fatal, tengo de , los pies, las rodillas… mire usted, tengo de , menos cuernos". Traté de consolarlo lo mejor posible y, al tiempo, tanto él como yo nos reímos del asunto, diciéndonos que, al menos, no hay noticia del asunto.

Y ya que estamos en plan colega, les cuento a ustedes dos de las más recientes, porque en botica siempre hay para ver y contar. Y por supuesto en todas las profesiones, que el otro día un colega médico, al contárselas, me contó a su vez que a una enferma le preguntó qué seguro tenía, y ella de sopetón le respondió: "Movistar".

Bueno, cuento las mías. Una señora llegó el otro día a la botica y me dijo reservadamente: "Por favor, no le dé usted a mi marido más pastillas de Bisagra que me trae loca" (confundió la mujer Bisagra con Viagra). Por supuesto que disimulé el equívoco y ya le dije que sin receta no podía dársela, que se fuera tranquila.

Y la última, a las tres de la madrugada llega un ciudadano y al preguntarle qué deseaba, dijo: "Una caja de preservativos". Se le dice: "Hombre, que son las tres de la madrugada, eso no es urgente". Y el hombre muy serio responde: "No será urgente para usted, pero para mí, sí", a lo cual uno comprende lo que es la vida.

P.D. Hay muchas más anécdotas, muchas, pero dejémoslas para otro día. Hoy he querido dar alguna muestra, para que ustedes no se aburran con mi artículo. Siempre procuro no ser un coñazo, sino relajado y no incrementar los sinsabores o angustias que tiene el lector. Que se distraiga un poco. Si hoy lo he conseguido… me alegro. Un abrazo desde esta página de nuestro Diario de Cádiz.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios