Pepe Marín

En el ciento cincuenta aniversario de Antonio Machado

Opinión

19 de enero 2025 - 03:08

En el mes de octubre del pasado año reseñábamos en estas páginas de Diario de Jerez el hecho de conmemorarse el 150 aniversario del nacimiento de Manuel Machado. En esta ocasión es Antonio el que ocupa nuestra atención al conmemorarse también el 150 aniversario de su nacimiento. Sólo un año de vida transcurrido entre el nacimiento de los dos Machado: Manuel y Antonio. Dos grandes poetas; dos visiones distintas en la exposición de sus ideas a través de sus obras.

Se ha escrito tanto sobre Antonio Machado que me es difícil añadir algo mínimamente nuevo y jamás original. Machado lo dijo todo o así me lo parece a mí; sus versos trasciendes, te calan, se adentran en el papel del lector, te descubren paisajes, te hablan del amor, del conocimiento, de la amistad, de las vivencias, de los recuerdos… “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla/y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero”.

El poema “Retrato” es, desde mi sentimiento de admirador de la inmensa obra machadiana, la declaración de intenciones más sentimental y realista al tiempo que puede darse en un hombre de apariencia seria pero intimo en su interior. Un hombre que se confesaba así: ”Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido/-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-/, más recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario”. El poeta de la generación del 98 se casó con Leonor Izquierdo, -casi niña-, matrimonio que duró cinco años apenas; una tuberculosis fue la causante de su viudedad. Posteriormente aparece en su vida Guiomar. Prosigue su retrato: “Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,/ pero mi verso brota de manantial sereno;/y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,/soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Soledades, Galerías, Campos de Castilla, La Tierra de Alvar González –obra que sirvió para un texto teatral sobre el que trabajamos los integrantes de la Compañía ARA, de Málaga, a fin de actuar en Valladolid allá por los años sesenta del siglo pasado-. Un día, aprovechando el anual viaje que el IMSERSO ofrece a los mayores, mi mujer y yo nos llegamos hasta Segovia a fin de visitar la casa –modesta vivienda- en la que Antonio Machado vivió durante el tiempo que permaneció en dicha ciudad y, la primera impresión que recibimos fue el encontrarnos en el muro frontal del primer descansillo de la escalera que nos condujo a la habitación –despacho, comedor, dormitorio- que ocupó el poeta sevillano, fue la reproducción de “Retrato” en amplios caracteres pintado en el citado muro-. “Adoro la hermosura, y en la moderna estética/corté las viejas rosas del huerto de Ronsard:/mas no amo los afeites de la actual cosmética,/ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar”.

Quise pero no pude, asistir a la exposición que la Real Academia Sevillana de Buenas Letras llevó a cabo el pasado año titulada “Los Machado, retrato de una familia” –con el propósito de darle continuidad en Burgos y Madrid-. El rey Felipe VI presidió el acto inaugural de la misma en la Real Fábrica de Artillería de la capital hispalense. Dos fondos machadianos aportados por la Fundación Unicaja y la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes, fueron determinantes para con la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, llevar a cabo una muestra que desde finales de octubre al de diciembre permaneció abierta al público como permanente homenaje a los Machado. El homenaje nuestro se cierra con los versos de Antonio: “Anoche cuando dormía/soñé ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía/dentro de mi corazón”

stats