Al problema del estado del adoquinado con el que cuenta el centro de la ciudad se suma el mal estado de las aceras de los barrios provocado, en su inmensa mayoría, por las raíces de los árboles plantados en éstas; el deterioro de las fachadas de las casas del casco histórico, que dañan la imagen de la ciudad; el alcantarillado de las barriadas; y si sigo añadiendo desperfectos a la lista negra de Jerez, me quedo sin espacio. Siempre he dicho que para qué quiero vivir en otro sitio si en mi ciudad tengo lo mejor. Y me reitero, lo tengo todo, pero en malas condiciones. Un centro lleno de historia, de pasadizos en los que perderse pero destrozado, sin vida. Barriadas que durante las lluvias se inundan por el mal alcantarillado. Aceras levantadas por las raíces de los árboles desde hace años y sin arreglar pese a las numerosas caídas de vecinos y visitantes. Y calles por las que es prácticamente imposible circular con el coche debido al deterioro de los adoquines. Y luego están los que aseguran que "trabajamos por y para Jerez" sin escuchar los ruegos de los que pagan sus nóminas todos los meses con los impuestos.

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