Visto y Oído
Lastre
Una de las primeras medidas que contemplaba el actual gobierno municipal de Jerez en su programa electoral era la de constituir el Consejo Social, al que se referían como el “concejal 28”, para, decían, mejorar la calidad democrática de la ciudad. Yo me lo creí, porque, entre otras cosas, era una medida sin coste económico. No fue así de rápido, pero ahora, 9 meses después, se acaba de constituir.
El “concejal 28” al que se refiere el programa electoral del Partido Popular es ese órgano propio de las “grandes ciudades”, de carácter consultivo y de participación que, tendremos que reconocerlo, hasta ahora en nuestra ciudad ha estado ausente de aquellos temas para los que en teoría fue creado por la legislación para la modernización del régimen local. Entre otras cosas porque los gobiernos de turno siempre lo han conformado para ser controlado, con poca o nula capacidad de crítica, e incluso de opinión prescindible. Un trámite, vamos.
Por eso me resultaba atractivo que se propusiera una nueva concepción de este Consejo, para, y leo literalmente, “analizar la situación de la ciudad y plantear las medidas necesarias, y controlar al equipo de gobierno”.
Vamos a ver si esta vez la ciudad tiene más suerte y se dota de un espacio independiente del poder político con capacidades para realizar un diagnóstico que encaje discrepancias y contradicciones de una manera clara, yendo a lo nuclear, a la raíz. Y así poder descifrar y verbalizar cuál es el proyecto y el relato de ciudad que debe proponerse para evidenciar en qué será mejor Jerez dentro de unos años, para qué van a servir los sacrificios, cómo nos beneficiarán los cambios, de qué cosas estaremos orgullosos.
Habrá que estar atentos, pero la verdad, visto lo visto, no tengo mucha esperanza. Ojalá me equivoque.
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