Francisco Andrés Gallardo

La deuda histórica con los mayores

visto y oído

02 de abril 2020 - 01:44

E SE hombre con más de 90 años que ha superado el coronavirus. Qué coraje hay que llevar adentro. Casi diez decenios de lucha y sinsabores, levantando esta España que, como viene a demostrarse una vez más, lo mejor que tiene son los españoles, capaces de todo. No hay ningún país en el mundo en toda la Historia que haya poblado con su cultura dos continentes enteros y algo de nuestros ancestros nos habrá quedado en el ADN. Por eso es triste que percibamos que el Gobierno no esté a la altura y entrega de su pueblo.

No es que estemos sufriendo una guerra, porque es así, una tragedia colectiva sin saber hasta dónde llegarán sus consecuencias, sino que tiene rango de glaciación. Es un cataclismo natural que lo transformará todo. Llegó de repente y no tendremos certeza en años de qué forma nos afectará como conjunto de la humanidad.

Y por eso es admirable la entereza y responsabilidad de los más vulnerables. De los pequeños que están en casa aguantando una experiencia que aún no sabe descifrar del todo. Ellos enlazan con los mayores. Acostumbrados a los rigores, mentalizados de siempre en arrimar el hombro. Tal vez los más sufridos y callados en esta labor colectiva de cuidarnos y protegernos los unos a los otros. En cada gesto mundano.

Nosotros, gente mediterránea, mantenemos los hábitos de respeto y consideración a los ancianos. Nos sale natural tenerles en consideración frente a algunas voces que han salpicado por las redes (¿dónde si no?) cuestionando el esfuerzo que se hace con la mal llamada tercera edad.

Y de nuevo, la imagen de ese anciano de noventa y tantos que ha superado la enfermedad. En la butaca, aferrándose al mando a distancia, bastón de su entretenimiento y evasión. Su objeto más preciado. Fue una generación que nunca disfrutó de opciones. En ninguna de sus facetas en la vida. Qué maravilloso es para ellos hacer lo que les da la gana y poner el canal que más les guste.

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