Análisis

francisco fernández garcía-figueras

Presidente de Honor de la Real Academia de San Dionisio.

El diálogo, cultura y fe

La muerte de nuestro querido Obispo, aparte del dolor de su ausencia, nos lleva a considerar que toda su vida eclesial estaba construida sobre este binomio, este diálogo siempre abierto de fe y cultura.

No hay más que adentrarse en los perfiles de su actividad sacerdotal para ver cómo desde su juventud su inquietud se movió en estos parámetros ya que en 1984 acometió la tarea de crear una Pastoral Universitaria que en Sevilla abarcó toda la vida de la Hispalense y de la Pablo Olavide y que con este bagaje fue consagrado en el año 2000 Obispo de nuestra Diócesis.

Recuerdo que al ser nombrado nuestro pastor el catedrático de la Universidad de Sevilla Alfonso Pérez Moreno me invitó a cenar para presentármelo. A mí y a un grupo de amigos. Ya aquel día supe de la cercanía de su personalidad y de la inquietud cultural que poseía. Recuerdo aquella conversación que tuvimos acerca del título histórico Asidonense que unido al nombre de Jerez evitaba una celopatía en las importantes ciudades que conforman la Diócesis. Pero de otra parte dado mi talante democristiano sentí una enorme alegría observando cómo desde la fe le daba tan gran valor a la cultura.

Don Juan del Río nos ha dejado en la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrono de los estudiantes católicos y buque insignia desde el siglo XIII de todo un pensamiento filosófico. El azar, la estocástica, ha querido dejar otra seña de identidad en la figura de nuestro Prelado.

Estas señas ya están recogidas en su trayectoria xericiense ya que la rehabilitación del palacio de Bertemati , la apertura del aula cultural y de otra parte la fundación y el estímulo en el desarrollo del Instituto de Ciencias Religiosas Asidonense dan buena cuenta de ello.

Durante mi mandato como Presidente de la Real Academia de San Dionisio tuvimos el honor de recibirlo como Académico Honorario, nombramiento que tuvo como replica una magistral conferencia sobre este diálogo que nos ocupa.

Siempre he seguido muy de cerca su trayectoria eclesiástica por diferentes motivos, uno de ellos fundamentalísimo ya que como Arzobispo Castrense su presencia y relación con mi Hermandad, la Real Franciscana y Castrense Hermandad del Santísimo Cristo de la Defensión, ha sido una constante, participando en nuestros cultos e ilustrándonos con su palabra en participar activamente en la vida de la Iglesia.

Quede aquí , don Juan , nuestro más fiel testimonio ya que hemos vivido con V.E. las mayores y más constantes inquietudes de ese rico diálogo entre cultura y fe.

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