Análisis

helena arriaza

¿Y si echamos de menos el helado de coco?

Acontinuación de lo comentado semanas atrás, una vez que compruebas que el amor en tiempos de pandemia es posible, en estos meses llegó el momento de vivir una relación como nunca hubieras imaginado. Cierres perimetrales, horario comercial reducido, toque de queda o el desánimo que se respira en el día a día son algunas de las barreras que hay que saltar.

Hasta que te das cuenta de que quizá no sean tan barreras como piensas. Si vas de la mano correcta, llegas a la conclusión de lo que pensabas que eran obstáculos, se pueden convertir en grandes oportunidades.

Porque con menos tiempo y menos posibilidades de compartir, lo que quieres es exprimir al máximo los ratos juntos, lo que quieres es tener conversaciones más necesarias y menos banales. Y cuando esto es así, llegas a casa y piensas en la gran suerte de que llegue a tu vida alguien que te sume cuando alrededor, mucho resta.

Llega entonces la magia de convertir lo más rutinario en lo más especial. Porque lo que antes considerábamos habitual o aburrido, es lo que ahora te saca de la rutina.

Porque ahora disfrutas más que nunca al saborear un helado de coco. Porque ahora los bancos son las nuevas mesas de bar en las que mirarle a los ojos. Porque ahora la cama se ha convertido en ese refugio en el que ya no te sientes prisionera por mucho que esté prohibido pisar la calle.

No hay que negar que la situación actual con la pandemia agota. Que ya cansa no poder ver a muchas personas que quieres ver, no coger trenes o aviones, esas necesarias vías de escape para huir de nosotros mismos de vez en cuando, no disfrutar de una cena en tu restaurante favorito. Que agota oír hablar de cifras negativas y vacunas que no llegan.

Pero en medio de todo ese agotamiento, piensas en otro tipo de cura. Es esa que consiste en valorar que mientras siga habiendo helado de coco, el baile puede continuar al son de unas canciones que completan una historia que avanza en tiempos de pandemia.

Así que ya saben, valoren esta extraña rutina de la pandemia que nos ha traído tantos horarios extraños y hábitos forzados. Quizá algún día hasta la echemos de menos.

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