Señora Ministra de Igualdad, me da usted una pena infinita. Su Excelencia - vaya incongruencia - va a pasar a la historia de este país por su estulticia; ni siquiera lo va a hacer porque, en este tiempo, se ha visto que no sirve para nada ni en su paso por el Ministerio ha hecho nada ni, por tanto, ha servido a su país. Usted va a ser recordada por la imbecilidad que encierra sus palabras; por su vacío discurso de ideas tontas y argumentos sin nada. Eso es lo peor que le puede pasar a una persona con cargos públicos. Usted no es ni siquiera analfabeta. Existen analfabetos dignos, con categoría y hasta con particular "sabiduría". Nadie culparía a usted si sólo fuese pobre analfabeta. Si acaso habría que demandar al idiota que, a alguien analfabeto, ha puesto en un cargo para el que no servía y no podía. Usted sólo ha servido, en estos años, para hacer el ridículo, además claro está, para el no gobierno de un Ministerio inventado para que alguien como usted, por no hacer nada, se lo llevara calentito, ya que eso de la Igualdad en un sonsonete socorrido y absurdo de estúpidos sin seso. Su escasísima sabiduría no es producto de una pobre formación ni de una inutilidad genética, es la constatación de que usted es una soberana ignorante osada, alguien de una necedad tan grande que levanta la compasión absoluta. Señora Ministra, lo peor de alguien como usted es que vaya a ser recordado por su sandez, por la estupidez de su verbo idiota y falto de sustancia. Tengo infinita lástima por los ignorantes pero me enerva la imbecilidad de los bobos que juegan a ser listos, a creerse importantes por su palabrería escogida de entre lo más absurdo de la pobreza intelectual. Señora Ministra va a pasar a la historia, aparte por la ausencia de hechos en su gobierno, por la idiotez manifiesta de sus palabras. De verdad, señora, da pena. Va a pasar a la historia por su absoluta memez.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios